Lic. Elizabeth Stump

pensamientos, reflexiones y vivencias.

martes, 29 de junio de 2010

Hoy no hago la cena

Las mujeres, en general, somos educadas para hacer lo debido, lo esperado por los demás, y, raramente, nos permitimos elegir aquello que queremos hacer, sentimos que hay cosas que vienen implícitas en nosotras por el echo de ser mujeres, como lo es cuidar de nuestra familia, haciéndonos cargo de la casa en su totalidad, y de la comida en particular. Y esto hace que no lo sintamos como una elección, sino como una obligación, y lo cierto es que siempre podemos elegir cada cosa que hagamos, si sabemos romper con los prejuicios anteriores del “debo hacer”. Debemos aprender a delegar y a compartir estas responsabilidades, porque si nosotras no lo creemos así, nuestra pareja tampoco lo asumirá, no se trata de “por hoy no hago la cena”, como pidiendo un permiso para saltearme de mis obligaciones, se trata de sentir que tengo el derecho de elegir cuando quiero hacer la cena y cuando no, y como tal, contar con mi pareja, ya que los dos compartimos la responsabilidad de la casa, de manera que juntos decidimos y aceptamos la postura del otro, evidentemente, es fundamental apartar los miedos y los mandatos impuestos a la mujer, no es cierto que soy menos mamá por no hacer la cena, o menos mujer; nuestra familia se alimenta mucho más de una mamá segura de si misma, libre para tomar decisiones, que de la cena que le servimos. Repito que es básico primero creernos que no tenemos la obligación de nada, ya que es lo único que garantiza que no nos invada un sentimiento de culpa.

martes, 22 de junio de 2010

Carta de un lector. Adicción al teléfono

ADICCIÓN AL TELÉFONO
Me doy cuenta de que tengo un problema con el teléfono. Gasto mucho dinero en llamadas pero no puedo dejarlo. En realidad, me doy cuenta de que no me siento bien si, al llegar a casa del trabajo, no llamo a algún amigo o familiar. Y con el móvil, me pasa lo mismo y es peor porque es más caro. Cómo podría dejarlo?

¿Cuál seria en realidad la pregunta?, ¿Cómo dejar de gastar dinero, o cómo dejar de hablar por teléfono? Si crees que existe un problema, la única manera de solucionarlo es salir por donde entraste, es decir, entender que te llevo a él. Si pensamos que el problema está en la necesidad de hablar por teléfono, se me ocurriría preguntarte: ¿qué te pasa con la soledad?, porque en primer lugar, pareciera que hablar por teléfono te “hace compañía”, y si ésta es tu falta, la de sentirte acompañada, de nada te sirve solo dejar de utilizar el teléfono, porque rápidamente lo reemplazaras por otra cosa. te sugiero que, cuando sientas la necesidad de utilizar el teléfono, te des diez segundos para pensar primero porqué lo vas a hacer, quizás sientas en ese momento una sensación de angustia, que haciendo una llamada queda momentáneamente apartada, el problema es que la angustia no desaparece, solo se esconde tras la llamada, y cada vez necesitas hablar más para ocultarla y terminas siendo esclava de la trampa que tu misma te pusiste. ¿Y si pruebas hablar contigo misma?, tratando de escucharte como crees que los demás lo hacen.

martes, 15 de junio de 2010

Miedo a la convivencia

El miedo, junto al amor, es la única sensación que permanece en el largo recorrido que una pareja realiza, a diferencia de que el amor pasa por etapas de crecimiento y fortalecimiento, y el miedo, aparece en esos momentos de crecimiento intentando paralizarlo. No es un miedo generalizado, obviamente, es el miedo a fundirse en el amor, a perderse en el otro, y por consecuencia, perderse a uno mismo. La relación pasa del enamoramiento al amor profundo, y aquí ya tuvo que atravesar el miedo a la pérdida de libertad, de autonomía, para superar este momento y continuar creciendo, fue imprescindible aprender a conocer la pareja, dejando caer el ideal del enamoramiento, que nos hace ver solo lo que queremos ver, y nos deja el amargo sabor de encontrarnos frente a un desconocido cuando se va su magia. Este es el verdadero momento de elección, elegir conocer a mi pareja, permitirme verla como es en realidad y elegir entonces compartir nuestra vida mientras nos elijamos mutuamente. Frente a la convivencia, se aviva el miedo, el sentimiento de invasión, de poca privacidad. Nuevamente el amor, la aceptación y el conocimiento son los pilares para poder continuar. Seguramente el cambio más importante en una relación es la convivencia, y el que más miedos por ende despierta, es importante practicar juntos el arte de escucharse, de observarse, las palabras ayudan a expresar, la observación acerca al lenguaje corporal, y juntas logran la aceptación de quien amo.

martes, 8 de junio de 2010

Carta de un lector: Miento compulsivamente

MIENTO COMPULSIVAMENTE

Mi problema es que desde hace tiempo miento compulsivamente. Y lo hago para que los demás no vean la aburrida vida que llevo. Creo que lo que intento con las mentiras es “darle color” a mi vida. Pero ahora me doy cuenta que he hecho daño a muchas personas y también a mí misma. Pero es que no os podéis imaginar lo que me cuesta dejar de mentir. ¿Cómo podría abandonar esta compulsión?

Al leer tu carta, la sensación que me transmite, es que has construido éste mundo de mentiras para ocultarte a ti misma la vida que llevas, y no a los demás. Estás negando tu vida, llenándola de “supuestos colores”, que en definitiva no hacen más que mostrarte el triste lienzo que existe debajo. Si comienzas por el propósito de dejar de mentir, seguramente fracases en el intento, porque es otro el trabajo que debes hacer: intenta observar todos los aspectos de tu presente que sientes “opacos”, averigua que sucede con tu trabajo, con tus sentimientos, con tus relaciones, en fin, con todos esos aspectos de los que hoy te escondes tras la mentira, cuando seas capaz de reconocerte en ellos, piensa en que puedes hacer para cambiar uno de ellos, el más importante para ti, sin esperar las soluciones mágicas, sabiendo que cada cosa que quieras hacer en tu vida, tendrás que construirla y aprender a aceptar que muchas veces, las cosas no son como imaginamos, lo cual no significa que sean malas. Quizás esto que te propongo te cueste bastante asumirlo, porque en un primer momento has elegido la salida aparentemente más fácil, la de mentir, tapando con palabras encubridoras la realidad, lo cual me hace pensar en que no te gusta esperar demasiado por las cosas que quieres. Me queda una última pregunta para ti: ¿te quieres a ti misma? Porque otra de las razones para mentir es que creas que “no vales lo suficiente” tal cual eres, y supongas que tienes que ofrecer lo que no eres para ser aceptada por tu entorno.

martes, 1 de junio de 2010

Cirujía plástica, una obsesión?, carta de un lector

Llevo unos meses pensando en operarme la nariz. El caso es que mi familia me dice que no lo haga porque según ellos, ya la tengo perfecta. Pero yo no lo veo así, la veo defectuosa. Tengo que añadir que hace un año me hice una operación de labios y quedé muy contenta, y sólo después se me ocurrió lo de la nariz. Por eso, mi padre dice que quizás me estoy obsesionando con la imagen y la cirugía plástica. ¿Cómo puedo estar segura de que no es una obsesión?

La obsesión por la imagen perfecta, lograda por la cirugía plástica, es algo que parece haberse puesto de moda, y muchas veces nos cuesta reconocer las consecuencias nocivas para la persona que esto tiene. Los psicólogos creemos que es en el reconocimiento de uno mismo, en la aceptación de nuestra realidad en donde encontramos las bases para sentirnos seguros y capaces de elegir la vida que queremos llevar. Pero en esta nueva era, aparece la cirugía plástica como ese remedio mágico a los complejos o inseguridades de las personas. Como en todo, los extremos son malos, si vamos a pensar en que la única manera de ser feliz y aceptarme es “cambiando físicamente” todo aquello que no me gusta de mi, probablemente nunca termine de querer cambiar, porque finalmente, nunca me reconoceré ni me identificare con una imagen que me represente, y éste es un problema serio que va de la mano de la obsesión. Lo esperable, es que una operación me ayuda a sentirme mejor, sin pretender que resuelva todos mis conflictos. Si tu atención está totalmente centrada en la imagen, tal vez estés obsesionada con una solución equivocada.