Lic. Elizabeth Stump

pensamientos, reflexiones y vivencias.

martes, 27 de julio de 2010

Carta de un Lector: "Abusos que dejan huellas"

Hace relativamente poco tiempo que descubrí en el psicólogo que en mi infancia fui victima de abusos sexuales por parte del progenitor. Ahora estoy mejor, pero sigo sin saber qué pasó realmente y hasta dónde llegaron esos abusos.Mi pregunta es la siguiente: ¿Es útil intentar recordar el trauma para poder solucionar del completo los problemas de mi vida actual? Y en ese caso, ¿cómo podría llegar a recordar por mi misma sin necesidad de un terapeuta?Gracias de antemano.

Para empezar es útil todo aquello que tu sientas que te hace bien, pero forzar un recuerdo, tratar de darle forma, buscando esos "pequeños detalles" que faltan para completarlo, seguramente no es sano, más allá de que sea útil o no. El tema ahora es saber que hacer con eso que descubriste, plantearte "para que" lo descubriste, no en "por que" lo descubriste, existe una gran diferencia entre uno y otro. El para que te va a ayudar a encontrar un sentido, a tener un sentido, te obliga a responsabilizarte por tu presente. El por que te paraliza y abre el espacio de la culpa, hace que te quites la responsabilidad y encuentres la culpa de lo que te sucede en el otro, y así entráis en un círculo vicioso del que cuesta salir. Lo cierto es que haya pasado lo que haya pasado en tu infancia, no tenias elementos internos para defenderte, pero ahora eres una adulta, que tiene los recursos suficientes para saber como defenderse de cualquier situación de abuso, incluso de la de un recuerdo a medias. Los problemas de tu vida actual, tendrán o no que ver con ese trauma, pero lo importante es que comprendas que si no te responsabilizas de lo que sucede en tu presente, no habrá nada que te ayude a resolverlo. Volvemos al "para que" descubrir lo que sucedió en tu infancia, ¿para estancarte o para encontrar el camino?. Por otro lado, si decides continuar con la reconstrucción de ese recuerdo, no sería conveniente que lo hicieras sola, ya que un terapeuta te va a ayudar a recordar y también podrá contenerte. De todas formas, te repito, hoy cuentas con otros elementos dentro tuyo para defenderte de todo lo que te lastime, y para enfrentarte a los problemas desde un lugar de más seguridad, no de la indefensión que tenias cuando eras pequeña.

lunes, 19 de julio de 2010

Carta de un lector:"MI NOVIO NO QUIERE QUE ESTE CON SU HIJA"


Mi novio está separado y tiene una hija de seis años. Salimos desde hace tres años y medio y casi desde el principio vivimos juntos siempre que la niña no se queda en casa. La niña está con él el miércoles y el viernes y también los fines de semana alternos y la mitad de las vacaciones escolares. La niña nos llevamos muy bien. Desde el principio me tienen por alguien especial, aunque su padre no le ha dicho que soy su novia y no lo demuestra nunca delante ella. Hasta hace poco comíamos los tres juntos o dábamos algún paseo juntos y sin problemas. Pero últimamente extraña mucho a su hija y quiere estar solo con ella y no quiere que esté yo porque dice que quiere dedicarle todo el tiempo y si yo estoy no puede.
AMAIA.

Querida Amaia:
Muchas veces los hombres al separase se enfrentan a una situación inesperada, y a la vez desconocida: tener que compartir tiempo a solas con sus hijos, ocuparse de ellos en todos los aspectos que antes lo hacia su madre, la idea de construir una nueva familia, donde la madre queda excluida, los hace caer en el error de pensar que a partir de ahora, todas las mujeres quedan excluidas. Esto viene de la mano de un sentimiento de culpabilidad que si no es trabajado crece con el paso del tiempo y pasa a ser miedo a perder a sus hijos, por eso se convierten en esclavos de una doble vida, una, la que llevan con sus hijos y otra, la que viven sin ellos. Es importante que tu novio pueda afianzar el vínculo con su hija y sentirse seguro de la elección que ha tomado, para poder sumar a su hija a la vida que ahora tiene, sin temores de pérdidas. Te diría Amaia que hables con él para que sepa que tu no eres motivo de separación entre él y su hija, y que tampoco tiene que elegir entre tú y ella, sino entender que en esta nueva forma de vida que tiene, las dos forman parte de ella.

lunes, 12 de julio de 2010

Complejo de inferioridad

La sociedad en la que vivimos nos marca permanentemente objetivos, metas y valores que parece obligatorio cumplir para estar dentro del reconocimiento y la aceptación. Este condicionamiento presenta varios problemas, y uno de ellos es la anulación de la individualidad y la diferencia como forma saludable de vida. Nos muestran un estereotipo de personalidad tan estructurado y “perfecto”, que parece inalcanzable y confunde el significado de las emociones, sentimientos y valores, negándonos la posibilidad de elegir y sentir con libertad. Aquí no esta admitido el término debilidad, ni necesidad, ya que el ideal es de fortaleza y autosuficiencia, y todo lo que queda por fuera de esto se considera inferior. Cuando las personas, generalmente por falta de seguridad en si mismas, aceptan estos mandatos sociales, tratando de ser como se supone que deben ser, se genera el complejo de inferioridad. Es aquí, entonces, donde suelo pedirles que se tomen un tiempo para reflexionar, ya que es muy importante saber si el sentimiento de inferioridad es propio, es decir, una sensación interna frente a los demás, o es algo generado desde el afuera. Y esta es una diferencia fundamental para superar el complejo. Pensemos en una situación bastante habitual: un grupo de amigos que se conocen desde la infancia, que hicieron planes y fantasearon con lo que querían ser cuando fueran grandes y llegados a la edad adulta, cada uno eligió un camino diferente, uno es ejecutivo, otro médico, otro músico y otro funcionario, si cada uno siente que es lo que eligió ser, y está cómodo, no hay problema, pero supongamos que uno de ellos al escuchar a su amigo hablar de “sus triunfos”, empieza a sentirse incomodo con su lugar, o desconforme con su trabajo, y lo ve como al exitoso. Aquí se ponen dos situaciones en juego, la del que se siente superior a fuerza de hacer sentir inferior al otro, y el que se siente inferior frente a la supuesta superioridad del otro. Trabajemos con el que se siente inferior, a medida que su incomodidad aumenta, su cuerpo también comienza a expresarse, se tensa, sus rasgos se endurecen y la respiración cambia tornándose pesada e irregular. Todo esto, de verdad, no merece la pena, yo propongo aprender a escuchar a los otros manteniendo la distancia que nos separa de él, sabiendo que solo nosotros mismos sabemos que queremos y que necesitamos, y que lo que es bueno para mi, quizás no lo sea para él otro. Escuchemos sin juzgar y sin juzgarnos, y el complejo de inferioridad desaparecerá.

lunes, 5 de julio de 2010

Carta de un lector "No me siento valorada por mi marido"


Soy una mujer de 48 años. tengo dos hijas de 24 y 23 años y un marido que siempre ha sido bueno para mí. Llevamos 25 años casados de los cuales la mitad de ese tiempo él ha estado siempre viajando. Cuando tenemos un problema él nunca habla. Yo le pregunto qué le pasa pero él sigue mirando la tele o me ignora. Yo sé que me quiere pero últimamente cuando llego de trabajar a las tres de la tarde es como si fuera invisible. El trabaja por las noches tres días a las semana y de día está en casa. Yo trabajo de empleada del hogar y no es fácil llevar dos casas a la vez. Pero lo que más me duele es que el no valora mi trabajo y se avergüenza de que la gente sepa en lo que trabajo. No tengo vida social, ni amigas porque me he dedicado a mis hijas y a estar con él. Creo que no me merezco la indiferencia y lo poco que se me valora. No salimos, y estoy harta y aburrida de esta vida que llevo. Vivo con un hombre que no expresa sus sentimientos, que no se lo que piensa, y creo que no lo conozco después de tantos años de matrimonio. A veces he pensado en la separación, pero pienso en mis hijas que quieren a su padre con locura porque él es un buen padre. Por otra parte yo me siento como un cero a la izquierda.

Creo que tu carta plantea dos problemas diferentes en tu vida y me gustaría poder ayudarte a descubrirlos. Por un lado se trata de ti y por otro de tu relación de pareja. Comencemos por ti, te quejas de que tu marido no valora tu trabajo, que te ignora cuando vuelves de trabajar, que no habla contigo o que no expresa sus sentimientos. Ahora bien, yo te pregunto: tu te valoras a ti misma?, tu te ocupas de cuidarte cuando vuelves de trabajar?, porque muchas veces caemos en la tentación de culpar a los otros de “lo que hacen” con nosotros y no nos detenemos a pensar que nos pasa dentro nuestro que generamos en los demás determinadas respuestas. Si tú no te has valorado, ni a tu trabajo, no será fácil para tu marido hacerlo. Si tu no hablas de lo que te sucede, ni le cuentas lo mal que te sientes con determinadas cosas de tu vida, probablemente él tampoco lo haga, ya que ninguno de los dos se ha ocupado de que el otro aprenda a escucharlo. Muchas veces nos olvidamos que la vida que tenemos es la suma de elecciones que fuimos haciendo nosotros mismos, y ante la frustración culpamos a las personas que nos rodean de nuestra infelicidad. En un momento de tu vida has elegido casarte, tener hijos y dedicarte a ellos por completo, hoy puedes plantearte que esa elección cambie y ocuparte más de ti misma. Dedicarte a tener amigas, a llevar una vida social, a aprender a mimarte sin esperar que sea tu marido quien lo haga. Tú tienes una vida propia que vivir, y tu marido es una de las personas con quien compartirlo, pero no la única. Con relación a la pareja, quisiera decirte que una pareja se sostiene por varias cosas y no solo por la cantidad de años que han compartido. Una de las cosas que considero más importante es el hecho de tener un proyecto en común, que implique compartir tiempo y objetivos con nuestra pareja, sabiendo que son dos personas diferentes con una inquietud en común. El tiempo no debe hacernos pensar que todo esta resuelto, la pareja se construye y se sostiene día a día. Finalmente, comienza a valorarte, seguramente tienes mucho por descubrir.