Lic. Elizabeth Stump

pensamientos, reflexiones y vivencias.

jueves, 21 de enero de 2010

¿ quién se beneficia cuando sentimos que perdonamos?

En muchas ocasiones hemos dicho “esto no te lo perdonare nunca”, suponiendo que el mayor daño se lo estamos haciendo a la otra persona, sin embargo, el único y mayor daño nos lo hacemos a nosotros mismos, ya que para no perdonar, necesitamos recordar permanentemente aquello que no lastimo, mantenerlo presente a cada momento, juntando rabia, desilusión, frustración y resentimiento; convertimos así nuestra vida en una acumulación de emociones negativas que no nos permiten crecer y mucho menos pasar página de aquello que nos lastimo. Lo mismo sucede si el error lo cometimos nosotros, no nos damos n minuto de paz, reprochándonos por haber echo o dicho lo incorrecto, impidiéndonos la posibilidad de una reparación saludable. Aprender a perdonar y perdonarnos es la única manera que tenemos para dejar atrás realmente una mala experiencia y volver a comenzar. Perdonar nos ayuda a colocar las cosas justo en el lugar en el que tienen que estar, nos libera de la carga de sostener permanentemente la herida abierta, nos ayuda a construir un presente sin sombras de un pasado doloroso, es dejar atrás el dolor y mirar hacia delante, con ilusión, con confianza y con seguridad. Nada es imperdonable, y tampoco se trata de perdonar por perdonar y poner la otra mejilla, perdonar no es consentir un “puedes volver a hacerlo”, es atrevernos a poner un punto final a la situación, entendiendo que hay situaciones posibles de ser reparadas, continuando con el vínculo existente, y otras en que ninguna de las dos son posibles. Esta es la decisión más difícil de tomar, ya que implica dejar atrás todo lo que teníamos, pero también es la más sana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario