Lic. Elizabeth Stump

pensamientos, reflexiones y vivencias.

martes, 16 de febrero de 2010

El valor de ser solidario

Desde pequeños nos enseñan la importancia de la solidaridad, del Ser solidario, nos dicen que debemos compartir y ponernos en el lugar del otro, para entenderlo, para no hacer aquello que no me gustaría que me hagan a mi. Crecemos creyendo que ser solidario es casi una obligación para ser una buena persona, sin permitirnos conectar con todas las verdaderas emociones que surgen cuando ayudo a mi prójimo. Necesitamos descubrir la satisfacción que genera el echo de dar y no solo de recibir, para ello abrir los canales de comunicación nos ayudaría muchísimo, mirar y no solo ver, escuchar y no solo oír a la personas que tenemos a nuestro lado, abriendo un espacio de diálogo en el que nos permita dejar de ser los protagonistas y otorgarle al otro ese lugar. Un espacio desde dónde modificar el competir por compartir. Solo éste canal de comunicación logra la empatía, sin la cual es imposible acercarme a mi par y disfrutar ayudándolo, este sentimiento nos permite descubrir que no estamos solos, que alguien es importante para mi y que yo soy importante para otro. Si logramos esto, el deseo de ayudar, de acompañar, surge espontáneamente, ya no como una obligación adquirida, sino como una necesidad, una inquietud que nos engrandece, pensamos en el otro y en que hacer por él, sentimos que seguramente hay algo nuestro que podemos dar para aliviar su malestar, ofrecer nuestra ayuda, nuestra compañía, nos llena de generosidad y de satisfacción, la sensación de sentir que podemos dar, logra que multipliquemos nuestras posibilidades, no nos quita nada, por el contrario, nos suma.

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