Lic. Elizabeth Stump

pensamientos, reflexiones y vivencias.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Deseo para el próximo año

www.marisolayala.com

Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se estaban despidiendo. Al anunciar la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre le dijo: "Te Amo y te Deseo lo uficiente". La hija respondió: "Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado. También te Deseo lo Suficiente". Ellas se saludaron con un beso Y la hija partió. La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que necesitaba llorar. Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó: "Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?". - Sí, lo he hecho - respondí. Perdón por preguntar - contesté - pero, ¿por qué esta despedida es para siempre? - "Yo soy una mujer vieja, y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi funeral - dijo. Cuando se despidió de ella escuché que le Dijo "te Deseo lo Suficiente". ¿A qué se refiere?, Comenzó a sonreír. Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba Como si  tratara de recordarlo en detalle, luego sonrió aún más.- Cuando decimos "Te Deseo Lo Suficiente", Deseamos que la otra persona tenga una vida llena de Sólo lo suficientemente bueno para vivir. Entonces, dirigiéndose hacia mí,  compartió lo siguiente, como si lo estuviera recitando de memoria:"Te deseo que tengas suficiente Sol para mantener tu espíritu Brillante", " te deseo suficiente Lluvia para que Aprecies aún más el Sol" , "Te deseo suficiente Felicidad Para que tu Alma esté Viva", "Te deseo suficiente Dolor para que las pequeñas Alegrías de la vida parezcan más Grandes", "Te Deseo que tengas suficientes Ganancias que Satisfagan tus Necesidades", "Te deseo suficientes Pérdidas para que Valores Todo lo que Posees", "Te Deseo suficientes Bienvenidas para que logres soportar las Despedidas"
Dicho esto se alejo llorando.
Yo les deseo a todos mis lectores, compañeros de ruta en este camino de la vida: " Lo Suficiente".

domingo, 28 de noviembre de 2010

Carta de un lector "Abusos que dejan huella"

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Hace relativamente poco tiempo que descubrí en el psicólogo que en mi infancia fui victima de abusos sexuales por parte del progenitor. Ahora estoy mejor, pero sigo sin saber qué pasó realmente y hasta dónde llegaron esos abusos.

Mi pregunta es la siguiente: ¿Es útil intentar recordar el trauma para poder solucionar del completo los problemas de mi vida actual? Y en ese caso, ¿cómo podría llegar a recordar por mi misma sin necesidad de un terapeuta?

Gracias de antemano.





Para empezar es útil todo aquello que tu sientas que te hace bien, pero forzar un recuerdo, tratar de darle forma, buscando esos "pequeños detalles" que faltan para completarlo, seguramente no es sano, más allá de que sea útil o no. El tema ahora es saber que hacer con eso que descubriste, plantearte "para que" lo descubriste, no en "por que" lo descubriste, existe una gran diferencia entre uno y otro. El para que te va a ayudar a encontrar un sentido, a tener un sentido, te obliga a responsabilizarte por tu presente. El por que te paraliza y abre el espacio de la culpa, hace que te quites la responsabilidad y encuentres la culpa de lo que te sucede en el otro, y así entráis en un círculo vicioso del que cuesta salir. Lo cierto es que haya pasado lo que haya pasado en tu infancia, no teniais elementos internos para defenderte, pero ahora eres una adulta, que tiene los recursos suficientes para saber como defenderse de cualquier situación de abuso, incluso de la de un recuerdo a medias. Los problemas de tu vida actual, tendrán o no que ver con ese trauma, pero lo importante es que comprendáis que si no te responsabilizas de lo que sucede en tu presente, no habrá nada que te ayude a resolverlo. Volvemos al "para que" descubrir lo que sucedió en tu infancia, ¿para estancarte o para encontrar el camino?. Por otro lado, si decides continuar con la reconstrucción de ese recuerdo, no sería conveniente que lo hicieras sola, ya que un terapeuta te va a ayudar a recordar y también podrá contenerte. De todas formas, te repito, hoy cuentas con otros elementos dentro tuyo para defenderte de todo lo que te lastime, y para enfrentarte a los problemas desde un lugar de más seguridad, no de la indefensión que tenias cuando eras pequeña.







domingo, 21 de noviembre de 2010

Carta de un lector: "Ser poco interesante"

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Me doy cuenta de que soy una persona poco interesante y por eso, no tengo amigos. En una conversación, me quedo sin temas y veo que la gente se aburre de mí. ¿Cómo mejorar en ese aspecto?



En primer lugar me gustaría preguntarte que significa ser "poco interesante", y sobre todo, quién o quienes deciden al respecto. Afortunadamente, todas las personas tenemos la suerte de ser diferentes y eso hace justamente que todos tengamos algo que la otra persona no tiene, desde conocimientos puntuales hasta generales, experiencias vividas, sensaciones percibidas o recuerdos para compartir. Lo que hace que ese bagaje de momentos vividos se conviertan en interesantes o no somos nosotros mismos. Evidentemente, si queremos llamar la atención de los demás con temas de conversación fascinantes o anécdotas increíbles, casi nada de lo que nos sucede se acerca en lo más mínimo, y sobre todo, nos aleja de ser nosotros mismos, para convertirnos en la heroína de una película. Es cierto que muchas veces lo cotidiano se nos vuelve rutinario, y parece que no tenemos nada para contar, o que todo es siempre igual, pero es una cuestión de actitud sentir que tan interesante somos o no.  Estás diciendo que no tienes amigos por considerarte poco interesante, y a la vez que en una conversación te quedas sin temas y la gente se aburre de ti, permíteme preguntarte algo: ¿no estás mezclando mucho todo lo que te sucede, basándote en lo que supuestamente no eres?, ya que la amistad, por un lado, se construye y se sostiene desde muchos lugares distintos, básicamente desde el afecto, la sinceridad, la honestidad, la libertad, el respeto mutuo y la aceptación del otro tal como es. Y quizás éste sea verdaderamente el punto al que debemos llegar, la aceptación, si tu no te aceptas a ti misma, se lo muestras a los otros con tus actitudes, tu lenguaje corporal y verbal, y ellos se convierten en tu propio espejo. Te propongo que intentes realizar una lista con todas las cosas que sientes que te gustan de ti, comienza por las más sencillas, como algo que cocinas, o la forma de tender la cama, la idea es que te des cuenta que existen muchas cosas en ti que no estás valorando y por lo tanto no puedes transmitir, aprende a reconocerte y aceptarte. Sin darte cuenta, comenzarás a sentirte a gusto en todos lados, sin temor de aburrir a nadie, simplemente eligiendo a quién quieres escuchar y quién quieres que te escuche, pero es fundamental que te valores a ti misma.






Frase:


"hoy puede ser un gran día, plantéatelo así: aprovecharlo o que pase de largo depende en parte de ti. Saca de paseo a tus instintos, y ventílalos al sol y no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos"


J. Manuel Serrat

domingo, 14 de noviembre de 2010

Pre adolescencia

A partir de los 9 años, los niños suelen pasar por cambios evolutivos físicos y emocionales importantes, necesarios para su total desarrollo, según como se atraviese esta etapa se atravesara también la adolescencia. Debido a esto, es muy importante el papel que los educadores, como adultos acompañantes desempeñen. Los chicos empiezan a tener un sentido de independencia que a veces confunde a los adultos y a ellos mismos. Aquí disponemos de una única herramienta efectiva, la presencia, para poder acompañar a nuestros niños, sea como padres o como educadores, es preciso estar, no se puede hacer a la distancia, o a través de otros, a partir de estar es que podremos reforzar la comunicación y afianzar los límites, uno se sostiene en el otro, para que los límites no se confundan con autoritarismo es necesario transmitirlos con firmeza y con amor a la vez. En esta etapa, la preadolescencia, no podemos confiarnos en el trabajo echo en la infancia y creer que ya está todo resuelto, debemos seguir siendo como el tutor de una planta en crecimiento, no adherido al tallo, pero si paralelo a él. Como las necesidades de los chicos cambian, los límites también lo hacen, ponerse más firme o ser más estricto no es la garantía para que los chicos no se “descarrilen”, no hay garantías en la educación, hay criterios sanos. Acompañar a un niño en su desarrollo implica conocerlo y no podremos conocerlo si no le dedicamos tiempo, en este tiempo es importante mirar, escuchar, acariciar, de esta forma los vínculos se consolidan y fortalecen independientemente de la edad o de la crisis que atraviesen los chicos

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuando nuestro sueño no nos incluye

Isabel llegó confundida a la consulta, decía tener todo lo que había soñado, pero no entendía porque no se sentía feliz, todo, era una familia, un marido y dos hijos increíbles. El problema de Isabel es que se ocupó tanto de lograr su sueño que se olvidó de ella misma, creyendo que la única forma de alcanzar lo deseado era dedicándose exclusivamente a ello. Isa comprendió que necesitaba recuperar su espacio propio, se obligó a pensar que le gustaría hacer por ella misma, porque ya no sabía que le gustaba y que no. Este cambio genero al principio malestar en su pareja, ya que no entendía que le pasaba a Isa, la veía dispersa, malhumorada, distante, Isa luchaba contra ella misma y su necesidad, pero a medida que ella lograba definir y construir su espacio se fueron generando cambios en ella, tan positivos para ella misma como para su pareja, empezaron a tener nuevos temas de conversación, más amigos para compartir salidas y encuentros, fueron abandonando la rutina en la que se encontraban, involucrándose cada vez más el uno con el otro, aprendieron a respetarse con más libertad y seguridad. Ambos descubrieron lo importante y enriquecedor que es para la pareja tener un espacio propio. Isa ahora si era feliz, sin abandonar nada, sumándose ella misma a su sueño.http://www.marisolayala.com/

viernes, 22 de octubre de 2010

Acoso escolar

El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o, incluso, por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
El acoso escolar es una forma característica y extrema de
violencia escolar.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio.

Objetivos y evolución de los casos de acoso escolar.

El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, amilanar, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de
dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los demás.
En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca, mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime y
gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima.
La violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del
chivo expiatorio.

lunes, 11 de octubre de 2010

Carta de un lector "Suegra invasora"

Estoy embarazada de pocos meses y mi problema es que mi suegra ya está empezando a invadir mi vida privada y familiar. Desde que se enteró, me llama dos o tres veces al día, me viene a visitar y no para de decir lo que hará y no hará con su nieto. No sé cómo pararle los pies sin que se ofenda. _Cómo podría hacerlo?



Recibir la noticia de un embarazo siempre moviliza muchas fantasías. Si bien se trata de un bebé, los roles que va a ocupar serán más de uno, seguro. Por lo pronto como hijo y como nieto. Y en función de ello, le irán otorgando un lugar dentro del entramado familiar, esto permite que cada miembro de la familia comience a incluir al futuro bebé en sus proyectos futuros, comenzando a amarlo y a cuidarlo aún antes de su nacimiento. Lejos de ser perjudicial para él, esto es muy bueno, lo convierte en un bebé deseado no solo por sus padres, sino también por toda la familia. Por eso me permito sugerirte que trates de entender el comportamiento de tu suegra, debe estar desbordando de alegría por ser abuela y como tu dices, sus planes son con “su nieto”, así como los tuyos son con “tu hijo”, con esto quiero decirte que si en lugar de sentirte invadida por tu suegra, puedes compartir con ella la ilusión de tu embarazo, será más fácil para ti poner límites cuándo tengas que hacerlo. Por lo que me transmites en tu carta, tengo la sensación de que estás sintiendo que porque ella se permite hablar de sus deseos con su nieto, intenta quitarte tu lugar de madre, y esto es lo que te molesta. Quiero que sepas que nadie puede arrebatarte ser la mamá de tu bebé. Si igualmente te sientes invadida por ella, la mejor manera de resolverlo es hablarlo y explicarle que respetas su lugar de abuela, pero su actitud te incomoda un poco, ya que ahora necesitas intimidad para construir tus propios proyectos para tu bebé.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Por los momentos vividos con mis amigos

En el momento de tomar decisiones solemos estar más pendientes de nuestro entorno que de nuestras propias necesidades, esto hace que se genere un conflicto, que al principio está entre el otro y yo, pero cuando decido no hacer nada, porque creo que al otro le va a molestar o dañar, o para no tener problemas, el conflicto pasa a estar dentro mío y todo lo que no dije en el momento adecuado, se instala en mi cuerpo, generando malestares no solo psíquicos, sino físicos. Aprender a pensar en nosotros primero que en nadie es fundamental para tomar decisiones sanas, teniendo claro que lo que elijo, siempre lo hago para mi, no “en contra de” otros. Si pasara que algún amigo se sintiera mal por algo que yo eligiera para mi vida, debería replantarme que tan sincera es su amistad, ya que si existe un vínculo en el que podemos ser y sentirnos libres y autónomos, sin condicionantes, es en la amistad, no hay nada que me obligue a estar con un amigo, es una elección mía. Para saber ser libre y autónomo, es preciso aprender a respetarme y aceptarme, de la misma manera que respetaré y aceptaré a las personas que me rodeen. La amistad se construye de diferentes encuentros que tengo con el otro, y se sostiene por la libertad que el otro me otorga, es poder volar para elegir volver cuando me apetezca. Si mi amigo no entiende que yo quiera volar, tendré que comprender que es el momento de separarnos, porque ya no somos peregrinos de un mismo camino.

lunes, 23 de agosto de 2010

Carta de un lector: "Padres demasiados blandos"


Mi hermana y su marido son personas muy, muy blandas y no se imponen mínimamente a su hijo y lo maleducan. El otro día vi. al pequeño, que tiene 7 años, y llevaba el pelo muy sucio. Mi hermana decía: "Es que no hay manera de lavárselo; no puedo con él". También come fatal porque se impone a sus padres y come lo que quiere. Además, es bastante agresivo con todo el mundo. ¿Cómo enseñarles a ser fuertes para imponer una autoridad?

Lo cierto es que no es cuestión de fortaleza ni de autoritarismo, sino, más bien de saber cuáles son los roles de cada uno dentro de una familia y fundamentalmente la función que cada miembro tiene que asumir y cumplir. Los padres tienen la responsabilidad y la obligación de educar a sus hijos, transmitiéndoles valores y normas a través del ejemplo. Muchas veces escuchamos decir que se educa con el ejemplo, pero pocas pudimos verlo. En el caso que estás comentando, tu sobrino se ha convertido en un pequeño tirano, que decide que se hace y que no en la casa, sobre él y con él, pero obviamente la culpa no es de él, sino de los padres que se lo han permitido, y ya no por una cuestión de ser “blandos o duros”, sino por no ser capaces de sentirse, como adultos que son, con la seguridad de poder poner límites a tiempo. Los chicos permanentemente están pidiéndonos límites, con sus desobediencias, sus berrinches, sus malos modos, y es en ese momento que los adultos que cumplimos con la función de educarlos debemos estar seguros de que queremos para ellos y saber decir “no” oportunamente. Si esto no sucede, el niño va creciendo creyendo que es él quién decide y se niega a aceptar cualquier tipo de límite o norma posterior. Los padres tienen que sentirse seguros de quienes son y de que eligen para sus hijos, y eso mismo les van a transmitir en la educación, por eso repito que no es una cuestión de autoritarismo, sino de respeto por las funciones y por tener bien en claro quien es el adulto, a los chicos no les sirve el si porque si ni el no porque no, casi siempre van acompañados de una justificación, pero hay momentos o circunstancias en las que es “porque yo, que soy tu madre o tu padre, lo digo”, y eso debe ser suficiente para que el niño lo acepte, aunque hable por lo bajo, o se queje, no importa, lo único que importa es que sepa quién tiene la última palabra, que siempre debe ser el adulto. Hay que perder el miedo a los hijos, recuperar la identidad de padres y no de amigos o colegas, saber respetar los lugares que cada uno ocupamos y aprender a escuchar y acompañar a nuestros hijos.
Te recomiendo un libro: “
Ser padre es cosa de hombres”. Autor: Sergio Sinay
Editorial del Nuevo Extremo)
Una frase para ti: "Educar es lo mismo que poner un motor a una barca... hay que medir, pensar, equilibrar... ... y poner todo en marcha.
Gabriel Celaya

lunes, 9 de agosto de 2010

Carta de un lector: "Miedo a hacer el amor"

Soy una chica de 32 años y creo que tengo un problema con el sexo. Cuando me enamoro, al principio todo va bien, pero cuando llega el momento de iniciar el contacto sexual, me corto y me bloqueo, creo que no lo voy a hacer bien y no soy capaz de pasar de los besos. Creo que me estoy deprimiendo a causa de todo esto.

Deberías saber que el encuentro sexual con otra persona, es algo que surge y se construye de a dos, que no se hace ni bien ni mal, cada vez que un encuentro sucede, algo pasa que lo hace especial y único, puede ser más intenso o menos intenso, más tierno o menos tierno, pero siempre es un momento compartido, en el que las dos personas están involucradas y comprometidas con la situación. Algo que puede ayudarte a pasar la barrera del bloqueo, es poner tu mente en clave erótica, ésto quiere decir, que te dejes llevar por lo que sientas, o mejor, que te permitas sentir, porque si al comenzar con los besos, te vas anticipando y piensas que no vas a pasar de ahí, ya te estas condicionando para que suceda de esa manera. Si a ésto le sumamos el grado de auto-exigencia que tienes, comienzas a tensionarte cada vez más, impidiendo que tu mente este en clave erótica y pasando al bloqueo inicial. Tu crees que te estás deprimiendo a causa de ésto y probablemente sea así, de modo que está en tus manos cambiarlo. Comienza preguntándote porque te sientes mal, si estás desconforme con algo de tu cuerpo, si sientes timidez o vergüenza, y entonces tendrás un principio para resolver lo que te pasa, porque en realidad, no sabemos que es lo que hace que te sientas así, y encontrar un motivo te va a ayudar a encontrar un posible camino de respuestas. volvamos a la mente en clave erótica, no es posible recibir los estímulos que generan los encuentros, si estamos pensando en otra cosa que nada tiene que ver con la situación, crear el clima para que tus bloqueos desaparezcan, depende en principio de ti, pero no olvides que todo encuentro siempre incluye al otro, si compartís tus miedos, le das la opción de ayudarte sin presionarte.

martes, 27 de julio de 2010

Carta de un Lector: "Abusos que dejan huellas"

Hace relativamente poco tiempo que descubrí en el psicólogo que en mi infancia fui victima de abusos sexuales por parte del progenitor. Ahora estoy mejor, pero sigo sin saber qué pasó realmente y hasta dónde llegaron esos abusos.Mi pregunta es la siguiente: ¿Es útil intentar recordar el trauma para poder solucionar del completo los problemas de mi vida actual? Y en ese caso, ¿cómo podría llegar a recordar por mi misma sin necesidad de un terapeuta?Gracias de antemano.

Para empezar es útil todo aquello que tu sientas que te hace bien, pero forzar un recuerdo, tratar de darle forma, buscando esos "pequeños detalles" que faltan para completarlo, seguramente no es sano, más allá de que sea útil o no. El tema ahora es saber que hacer con eso que descubriste, plantearte "para que" lo descubriste, no en "por que" lo descubriste, existe una gran diferencia entre uno y otro. El para que te va a ayudar a encontrar un sentido, a tener un sentido, te obliga a responsabilizarte por tu presente. El por que te paraliza y abre el espacio de la culpa, hace que te quites la responsabilidad y encuentres la culpa de lo que te sucede en el otro, y así entráis en un círculo vicioso del que cuesta salir. Lo cierto es que haya pasado lo que haya pasado en tu infancia, no tenias elementos internos para defenderte, pero ahora eres una adulta, que tiene los recursos suficientes para saber como defenderse de cualquier situación de abuso, incluso de la de un recuerdo a medias. Los problemas de tu vida actual, tendrán o no que ver con ese trauma, pero lo importante es que comprendas que si no te responsabilizas de lo que sucede en tu presente, no habrá nada que te ayude a resolverlo. Volvemos al "para que" descubrir lo que sucedió en tu infancia, ¿para estancarte o para encontrar el camino?. Por otro lado, si decides continuar con la reconstrucción de ese recuerdo, no sería conveniente que lo hicieras sola, ya que un terapeuta te va a ayudar a recordar y también podrá contenerte. De todas formas, te repito, hoy cuentas con otros elementos dentro tuyo para defenderte de todo lo que te lastime, y para enfrentarte a los problemas desde un lugar de más seguridad, no de la indefensión que tenias cuando eras pequeña.

lunes, 19 de julio de 2010

Carta de un lector:"MI NOVIO NO QUIERE QUE ESTE CON SU HIJA"


Mi novio está separado y tiene una hija de seis años. Salimos desde hace tres años y medio y casi desde el principio vivimos juntos siempre que la niña no se queda en casa. La niña está con él el miércoles y el viernes y también los fines de semana alternos y la mitad de las vacaciones escolares. La niña nos llevamos muy bien. Desde el principio me tienen por alguien especial, aunque su padre no le ha dicho que soy su novia y no lo demuestra nunca delante ella. Hasta hace poco comíamos los tres juntos o dábamos algún paseo juntos y sin problemas. Pero últimamente extraña mucho a su hija y quiere estar solo con ella y no quiere que esté yo porque dice que quiere dedicarle todo el tiempo y si yo estoy no puede.
AMAIA.

Querida Amaia:
Muchas veces los hombres al separase se enfrentan a una situación inesperada, y a la vez desconocida: tener que compartir tiempo a solas con sus hijos, ocuparse de ellos en todos los aspectos que antes lo hacia su madre, la idea de construir una nueva familia, donde la madre queda excluida, los hace caer en el error de pensar que a partir de ahora, todas las mujeres quedan excluidas. Esto viene de la mano de un sentimiento de culpabilidad que si no es trabajado crece con el paso del tiempo y pasa a ser miedo a perder a sus hijos, por eso se convierten en esclavos de una doble vida, una, la que llevan con sus hijos y otra, la que viven sin ellos. Es importante que tu novio pueda afianzar el vínculo con su hija y sentirse seguro de la elección que ha tomado, para poder sumar a su hija a la vida que ahora tiene, sin temores de pérdidas. Te diría Amaia que hables con él para que sepa que tu no eres motivo de separación entre él y su hija, y que tampoco tiene que elegir entre tú y ella, sino entender que en esta nueva forma de vida que tiene, las dos forman parte de ella.

lunes, 12 de julio de 2010

Complejo de inferioridad

La sociedad en la que vivimos nos marca permanentemente objetivos, metas y valores que parece obligatorio cumplir para estar dentro del reconocimiento y la aceptación. Este condicionamiento presenta varios problemas, y uno de ellos es la anulación de la individualidad y la diferencia como forma saludable de vida. Nos muestran un estereotipo de personalidad tan estructurado y “perfecto”, que parece inalcanzable y confunde el significado de las emociones, sentimientos y valores, negándonos la posibilidad de elegir y sentir con libertad. Aquí no esta admitido el término debilidad, ni necesidad, ya que el ideal es de fortaleza y autosuficiencia, y todo lo que queda por fuera de esto se considera inferior. Cuando las personas, generalmente por falta de seguridad en si mismas, aceptan estos mandatos sociales, tratando de ser como se supone que deben ser, se genera el complejo de inferioridad. Es aquí, entonces, donde suelo pedirles que se tomen un tiempo para reflexionar, ya que es muy importante saber si el sentimiento de inferioridad es propio, es decir, una sensación interna frente a los demás, o es algo generado desde el afuera. Y esta es una diferencia fundamental para superar el complejo. Pensemos en una situación bastante habitual: un grupo de amigos que se conocen desde la infancia, que hicieron planes y fantasearon con lo que querían ser cuando fueran grandes y llegados a la edad adulta, cada uno eligió un camino diferente, uno es ejecutivo, otro médico, otro músico y otro funcionario, si cada uno siente que es lo que eligió ser, y está cómodo, no hay problema, pero supongamos que uno de ellos al escuchar a su amigo hablar de “sus triunfos”, empieza a sentirse incomodo con su lugar, o desconforme con su trabajo, y lo ve como al exitoso. Aquí se ponen dos situaciones en juego, la del que se siente superior a fuerza de hacer sentir inferior al otro, y el que se siente inferior frente a la supuesta superioridad del otro. Trabajemos con el que se siente inferior, a medida que su incomodidad aumenta, su cuerpo también comienza a expresarse, se tensa, sus rasgos se endurecen y la respiración cambia tornándose pesada e irregular. Todo esto, de verdad, no merece la pena, yo propongo aprender a escuchar a los otros manteniendo la distancia que nos separa de él, sabiendo que solo nosotros mismos sabemos que queremos y que necesitamos, y que lo que es bueno para mi, quizás no lo sea para él otro. Escuchemos sin juzgar y sin juzgarnos, y el complejo de inferioridad desaparecerá.

lunes, 5 de julio de 2010

Carta de un lector "No me siento valorada por mi marido"


Soy una mujer de 48 años. tengo dos hijas de 24 y 23 años y un marido que siempre ha sido bueno para mí. Llevamos 25 años casados de los cuales la mitad de ese tiempo él ha estado siempre viajando. Cuando tenemos un problema él nunca habla. Yo le pregunto qué le pasa pero él sigue mirando la tele o me ignora. Yo sé que me quiere pero últimamente cuando llego de trabajar a las tres de la tarde es como si fuera invisible. El trabaja por las noches tres días a las semana y de día está en casa. Yo trabajo de empleada del hogar y no es fácil llevar dos casas a la vez. Pero lo que más me duele es que el no valora mi trabajo y se avergüenza de que la gente sepa en lo que trabajo. No tengo vida social, ni amigas porque me he dedicado a mis hijas y a estar con él. Creo que no me merezco la indiferencia y lo poco que se me valora. No salimos, y estoy harta y aburrida de esta vida que llevo. Vivo con un hombre que no expresa sus sentimientos, que no se lo que piensa, y creo que no lo conozco después de tantos años de matrimonio. A veces he pensado en la separación, pero pienso en mis hijas que quieren a su padre con locura porque él es un buen padre. Por otra parte yo me siento como un cero a la izquierda.

Creo que tu carta plantea dos problemas diferentes en tu vida y me gustaría poder ayudarte a descubrirlos. Por un lado se trata de ti y por otro de tu relación de pareja. Comencemos por ti, te quejas de que tu marido no valora tu trabajo, que te ignora cuando vuelves de trabajar, que no habla contigo o que no expresa sus sentimientos. Ahora bien, yo te pregunto: tu te valoras a ti misma?, tu te ocupas de cuidarte cuando vuelves de trabajar?, porque muchas veces caemos en la tentación de culpar a los otros de “lo que hacen” con nosotros y no nos detenemos a pensar que nos pasa dentro nuestro que generamos en los demás determinadas respuestas. Si tú no te has valorado, ni a tu trabajo, no será fácil para tu marido hacerlo. Si tu no hablas de lo que te sucede, ni le cuentas lo mal que te sientes con determinadas cosas de tu vida, probablemente él tampoco lo haga, ya que ninguno de los dos se ha ocupado de que el otro aprenda a escucharlo. Muchas veces nos olvidamos que la vida que tenemos es la suma de elecciones que fuimos haciendo nosotros mismos, y ante la frustración culpamos a las personas que nos rodean de nuestra infelicidad. En un momento de tu vida has elegido casarte, tener hijos y dedicarte a ellos por completo, hoy puedes plantearte que esa elección cambie y ocuparte más de ti misma. Dedicarte a tener amigas, a llevar una vida social, a aprender a mimarte sin esperar que sea tu marido quien lo haga. Tú tienes una vida propia que vivir, y tu marido es una de las personas con quien compartirlo, pero no la única. Con relación a la pareja, quisiera decirte que una pareja se sostiene por varias cosas y no solo por la cantidad de años que han compartido. Una de las cosas que considero más importante es el hecho de tener un proyecto en común, que implique compartir tiempo y objetivos con nuestra pareja, sabiendo que son dos personas diferentes con una inquietud en común. El tiempo no debe hacernos pensar que todo esta resuelto, la pareja se construye y se sostiene día a día. Finalmente, comienza a valorarte, seguramente tienes mucho por descubrir.

martes, 29 de junio de 2010

Hoy no hago la cena

Las mujeres, en general, somos educadas para hacer lo debido, lo esperado por los demás, y, raramente, nos permitimos elegir aquello que queremos hacer, sentimos que hay cosas que vienen implícitas en nosotras por el echo de ser mujeres, como lo es cuidar de nuestra familia, haciéndonos cargo de la casa en su totalidad, y de la comida en particular. Y esto hace que no lo sintamos como una elección, sino como una obligación, y lo cierto es que siempre podemos elegir cada cosa que hagamos, si sabemos romper con los prejuicios anteriores del “debo hacer”. Debemos aprender a delegar y a compartir estas responsabilidades, porque si nosotras no lo creemos así, nuestra pareja tampoco lo asumirá, no se trata de “por hoy no hago la cena”, como pidiendo un permiso para saltearme de mis obligaciones, se trata de sentir que tengo el derecho de elegir cuando quiero hacer la cena y cuando no, y como tal, contar con mi pareja, ya que los dos compartimos la responsabilidad de la casa, de manera que juntos decidimos y aceptamos la postura del otro, evidentemente, es fundamental apartar los miedos y los mandatos impuestos a la mujer, no es cierto que soy menos mamá por no hacer la cena, o menos mujer; nuestra familia se alimenta mucho más de una mamá segura de si misma, libre para tomar decisiones, que de la cena que le servimos. Repito que es básico primero creernos que no tenemos la obligación de nada, ya que es lo único que garantiza que no nos invada un sentimiento de culpa.

martes, 22 de junio de 2010

Carta de un lector. Adicción al teléfono

ADICCIÓN AL TELÉFONO
Me doy cuenta de que tengo un problema con el teléfono. Gasto mucho dinero en llamadas pero no puedo dejarlo. En realidad, me doy cuenta de que no me siento bien si, al llegar a casa del trabajo, no llamo a algún amigo o familiar. Y con el móvil, me pasa lo mismo y es peor porque es más caro. Cómo podría dejarlo?

¿Cuál seria en realidad la pregunta?, ¿Cómo dejar de gastar dinero, o cómo dejar de hablar por teléfono? Si crees que existe un problema, la única manera de solucionarlo es salir por donde entraste, es decir, entender que te llevo a él. Si pensamos que el problema está en la necesidad de hablar por teléfono, se me ocurriría preguntarte: ¿qué te pasa con la soledad?, porque en primer lugar, pareciera que hablar por teléfono te “hace compañía”, y si ésta es tu falta, la de sentirte acompañada, de nada te sirve solo dejar de utilizar el teléfono, porque rápidamente lo reemplazaras por otra cosa. te sugiero que, cuando sientas la necesidad de utilizar el teléfono, te des diez segundos para pensar primero porqué lo vas a hacer, quizás sientas en ese momento una sensación de angustia, que haciendo una llamada queda momentáneamente apartada, el problema es que la angustia no desaparece, solo se esconde tras la llamada, y cada vez necesitas hablar más para ocultarla y terminas siendo esclava de la trampa que tu misma te pusiste. ¿Y si pruebas hablar contigo misma?, tratando de escucharte como crees que los demás lo hacen.

martes, 15 de junio de 2010

Miedo a la convivencia

El miedo, junto al amor, es la única sensación que permanece en el largo recorrido que una pareja realiza, a diferencia de que el amor pasa por etapas de crecimiento y fortalecimiento, y el miedo, aparece en esos momentos de crecimiento intentando paralizarlo. No es un miedo generalizado, obviamente, es el miedo a fundirse en el amor, a perderse en el otro, y por consecuencia, perderse a uno mismo. La relación pasa del enamoramiento al amor profundo, y aquí ya tuvo que atravesar el miedo a la pérdida de libertad, de autonomía, para superar este momento y continuar creciendo, fue imprescindible aprender a conocer la pareja, dejando caer el ideal del enamoramiento, que nos hace ver solo lo que queremos ver, y nos deja el amargo sabor de encontrarnos frente a un desconocido cuando se va su magia. Este es el verdadero momento de elección, elegir conocer a mi pareja, permitirme verla como es en realidad y elegir entonces compartir nuestra vida mientras nos elijamos mutuamente. Frente a la convivencia, se aviva el miedo, el sentimiento de invasión, de poca privacidad. Nuevamente el amor, la aceptación y el conocimiento son los pilares para poder continuar. Seguramente el cambio más importante en una relación es la convivencia, y el que más miedos por ende despierta, es importante practicar juntos el arte de escucharse, de observarse, las palabras ayudan a expresar, la observación acerca al lenguaje corporal, y juntas logran la aceptación de quien amo.

martes, 8 de junio de 2010

Carta de un lector: Miento compulsivamente

MIENTO COMPULSIVAMENTE

Mi problema es que desde hace tiempo miento compulsivamente. Y lo hago para que los demás no vean la aburrida vida que llevo. Creo que lo que intento con las mentiras es “darle color” a mi vida. Pero ahora me doy cuenta que he hecho daño a muchas personas y también a mí misma. Pero es que no os podéis imaginar lo que me cuesta dejar de mentir. ¿Cómo podría abandonar esta compulsión?

Al leer tu carta, la sensación que me transmite, es que has construido éste mundo de mentiras para ocultarte a ti misma la vida que llevas, y no a los demás. Estás negando tu vida, llenándola de “supuestos colores”, que en definitiva no hacen más que mostrarte el triste lienzo que existe debajo. Si comienzas por el propósito de dejar de mentir, seguramente fracases en el intento, porque es otro el trabajo que debes hacer: intenta observar todos los aspectos de tu presente que sientes “opacos”, averigua que sucede con tu trabajo, con tus sentimientos, con tus relaciones, en fin, con todos esos aspectos de los que hoy te escondes tras la mentira, cuando seas capaz de reconocerte en ellos, piensa en que puedes hacer para cambiar uno de ellos, el más importante para ti, sin esperar las soluciones mágicas, sabiendo que cada cosa que quieras hacer en tu vida, tendrás que construirla y aprender a aceptar que muchas veces, las cosas no son como imaginamos, lo cual no significa que sean malas. Quizás esto que te propongo te cueste bastante asumirlo, porque en un primer momento has elegido la salida aparentemente más fácil, la de mentir, tapando con palabras encubridoras la realidad, lo cual me hace pensar en que no te gusta esperar demasiado por las cosas que quieres. Me queda una última pregunta para ti: ¿te quieres a ti misma? Porque otra de las razones para mentir es que creas que “no vales lo suficiente” tal cual eres, y supongas que tienes que ofrecer lo que no eres para ser aceptada por tu entorno.

martes, 1 de junio de 2010

Cirujía plástica, una obsesión?, carta de un lector

Llevo unos meses pensando en operarme la nariz. El caso es que mi familia me dice que no lo haga porque según ellos, ya la tengo perfecta. Pero yo no lo veo así, la veo defectuosa. Tengo que añadir que hace un año me hice una operación de labios y quedé muy contenta, y sólo después se me ocurrió lo de la nariz. Por eso, mi padre dice que quizás me estoy obsesionando con la imagen y la cirugía plástica. ¿Cómo puedo estar segura de que no es una obsesión?

La obsesión por la imagen perfecta, lograda por la cirugía plástica, es algo que parece haberse puesto de moda, y muchas veces nos cuesta reconocer las consecuencias nocivas para la persona que esto tiene. Los psicólogos creemos que es en el reconocimiento de uno mismo, en la aceptación de nuestra realidad en donde encontramos las bases para sentirnos seguros y capaces de elegir la vida que queremos llevar. Pero en esta nueva era, aparece la cirugía plástica como ese remedio mágico a los complejos o inseguridades de las personas. Como en todo, los extremos son malos, si vamos a pensar en que la única manera de ser feliz y aceptarme es “cambiando físicamente” todo aquello que no me gusta de mi, probablemente nunca termine de querer cambiar, porque finalmente, nunca me reconoceré ni me identificare con una imagen que me represente, y éste es un problema serio que va de la mano de la obsesión. Lo esperable, es que una operación me ayuda a sentirme mejor, sin pretender que resuelva todos mis conflictos. Si tu atención está totalmente centrada en la imagen, tal vez estés obsesionada con una solución equivocada.

martes, 25 de mayo de 2010

Cómo explicarle su diferencia a una persona especial, carta de un lector

Quisiera ayudar a una persona que conozco desde que nació es una chica de 24 años con un retraso a nivel mental y fisico, está en un centro especial por las mañanas y vive con sus padres, una Psicologa que la conoce desde hace bastante, la ha mandado al Psiquiatra por una crisis de ansiedad que tiene últimamente para que le ponga un tratamiento farmacológico.Ella es consciente de sus limitaciones, tiene todos los interrogantes y ninguna respuesta al porque de su existencia comparándose con los demás, su deseo es morir para tener la oportunidad de nacer de nuevo y ser como los demás. ¿Cómo la podría ayudar a aceptar su difícil situación y dar un sentido a su vida que ella pueda elaborar ¿ Yo el único secreto que conozco pasa ser feliz es hacer el bien.

En realidad, la única forma de lograr que ella sea feliz, es aceptando su condición de diferente, y aprendiendo a tomar sus limitaciones como un punto de partida, y no el de llegada, si ella busca ser “igual” al resto, está perdiendo la oportunidad de trabajar con su ser, con su esencia y de descubrir cual es el sentido que ella misma debe encontrar a esta vida que le ha tocado vivir. Es muy importante que tanto ella, como tu, comprendan que solo se puede ser feliz cuando nos aceptamos y admitimos que podemos cambiar de nosotros lo que es posible, no lo que quisiéramos. El día que ella pueda decir “esta es la persona que soy y quiero ser”, será el día en que comience a transitar su camino hacia la felicidad. Sé que es muy difícil lo que te estoy diciendo, pero aceptarse es la única respuesta para conocerse, y si ella no se conoce, no sabrá que cosas puede hacer sin menospreciarlas, por creer que no puede hacer otras más importantes. Tal vez puedas ayudarla a que comprenda que todos estamos aquí por alguna razón, unos lo piensan desde lo religioso, otros desde lo natural o lo espiritual, lo importante es que cada uno de nosotros encuentre el propio “porque” estamos y somos quienes somos. Por último, la felicidad no es un secreto, es un camino que cada uno de nosotros recorremos, y seria bueno ayudarla a ella a encontrar su propio camino, no decirle cual debería ser. Respetarla, y que se sienta respetada es la mejor ayuda que puedes darle.

lunes, 17 de mayo de 2010

Obsesión por la imagen

Daniela comienza su sesión de terapia diciendo: “cuando esté flaca seré feliz”, y hace una larga pausa, para continuar contando lo malo que le pasó el fin de semana solo por, según ella, encontrarse “gorda”. Las sensaciones que sintió fueron desde la humillación, el desprecio, la burla hasta la compasión. Daniela, como muchas mujeres de hoy, siente que no tiene un lugar en esta sociedad, si no es como se debe ser, y este deber ser solo se limita al aspecto físico, es como si se sintiera la pieza de un puzzle, solo es importante que encaje en el hueco determinado para ella, determinado por los otros, por supuesto, donde solo interesa la “forma”, para que coincida con el espacio que tiene que ocupar, sin importar quien es, como es, que siente o que piensa. A este inmenso puzzle podemos llamarlo “La Imagen aceptable”, donde sus piezas, curiosamente, son casi similares, ya que el estereotipo de la belleza parece ser bastante claro y limitante, tanto para las mujeres como para los hombres. Hoy parece no haber elección posible, para ser aceptado en la sociedad hay que ser una pieza de este puzzle. Es fácil suponer que ante esta exigencia, Daniela crea que la felicidad solo viene de la mano de la delgadez, y con ésta falsa creencia, ella y gran parte de la sociedad entran en un círculo sin salida, dónde no solo son kilos los que van a perder, sino lo más importante para ser felices, se pierden a ellos mismos, yendo detrás de un ideal casi imposible y destructivo. Y en este camino de las pérdidas, la autoestima cae inevitablemente, ya que para ser aceptada, contradictoriamente, debe dejar de aceptarse a si misma. Entonces su discurso cambia radicalmente, gira en torno a las dietas, el gimnasio, las cremas reductoras, afirmantes, los parches anticelulíticos, las píldoras saciantes y una batería increíble de productos que se venden sin prescripción médica que prometen el milagro de la pérdida de peso. Al comienzo, y con este gran arsenal, Daniela se siente segura, casi infalible en su propósito, decide dejar de comprarse ropa, esperando a bajar de tallas, decide dejar de salir, para sorprender a sus amigos cuando vuelvan a verla, decide dejar sus actividades para dedicarse exclusivamente al gimnasio, y a caminar. Pero la supuesta seguridad dura muy poco, lo que Daniela no sabía, es que al dejar de aceptarse a si misma, perdía también la capacidad de tomar sus propias decisiones, porque sus convicciones de lo que hasta ahora creía que estaba bien o mal, de lo que quería o no quería, de lo que le gustaba o no le gustaba, dejaron de ser confiables, y se convirtió en una persona absolutamente insegura e indecisa, con la necesidad de preguntar y consultar por cada cosa que debía resolver en su día a día, y con la constante pregunta de: “¿como me ves?”. La mirada de los otros se convirtió en su espejo. Lamentablemente, el camino que escogió para llegar a la felicidad, identificándola con un modelo estético y superficial, la hundió en la incertidumbre absoluta, en poco tiempo había dejado de sonreír, de divertirse, de valorarse para pasar a avergonzarse de ser quien y como era. Con mucho esfuerzo y sacrificio perdió un poco de peso, aunque no todo el que ella quería para sentirse a gusto, si bien es cierto que a esta altura ya no estaba segura de nada. Decepcionada de todos los productos que utilizó, porque descubrió que nada tenían de mágicos, comienza a pensar en la cirugía plástica, nada más rápido, seguro y confiable podía existir. Nuevamente encuentra en el mercado múltiples opciones que prometen soluciones inmediatas y seguras.


Cuando el término anorexia comienza a circular más allá del ámbito médico, la primera reacción de la sociedad fue alarmarse ante la enfermedad, reafirmando los cánones de belleza en la salud, la individualidad, los valores humanos y la calidad de las personas, pero en un doble y contradictorio discurso, los medios de comunicación, en especial las revistas de moda, muestran ideales de belleza anoréxicas, las marcas de moda cambian sus talles, haciéndolos cada vez más pequeños y ofreciendo solo hasta determinada talla, que exagerando podría llegar al 44, si no te queda bien, a buscar tallas especiales. Las publicidades muestran modelos delgadísimas, a las que la vida les sonríe y todo parece salirles bien, la belleza se convierte en el bien más preciado a obtener por las mujeres, y entonces, una enfermedad que comenzó afectando a adolescentes y jóvenes, mayormente mujeres, llega a la actualidad afectando a niñas que no llegan a los siete años de edad y a incluir rápidamente a los varones también. Lo más significativo de esto, es que la delgadez extrema a pasado a ser no solo socialmente aceptada, sino que también fomentada desde diferentes lugares mediáticos. Con lo cual, no es difícil entender que hoy en día exista una gran parte de mujeres y hombres obsesionados por la imagen, que invierten casi todo su tiempo en estar cada vez mejor físicamente, olvidándose de si mismos, de su interior, de su propio camino a la felicidad y a la aceptación. Mi pregunta es: ¿saben el verdadero precio que están pagando por ello?, y no me refiero al precio material, que se paga con dinero, sino al coste emocional, que, entre otras cosas implica perder la posibilidad de vivir con plenitud y alegría, implica vivir condicionados a un modelo impuesto según los intereses de unos pocos, implica la pérdida de la capacidad de goce y disfrute, porque nunca se está lo suficientemente atractivo, o delgado, o joven o deseable.

Pasado un corto tiempo, Daniela comienza esta vez su sesión muy enfadada, diciendo: “¡Todo lo que me gusta engorda!, y cada vez que pienso en permitirme un gustito, ni siquiera llego a disfrutarlo, porque me lleno de culpa pensando en las calorías que tiene y cuanto tendré que sudar para perderlas”. Todo su mundo quedo centrado y reducido a las calorías que ingiere y a como perderlas luego. La excusa de dejar de salir hasta verse bien le valió para no tener que enfrentarse con su propio miedo al rechazo, porque lo que en realidad le pasó aquel fin de semana del comienzo de la historia, es que surgió su miedo más oculto y temido, el de ser rechazada, y en lugar de permitirse incursionar en su miedo, de asumirlo para trabajarlo, sabiendo que es de ella y nada tienen que ver los otros, eligió colocar en los hombres el problema, por como la hicieron sentir, adoptando una posición de víctima y creyendo que cambiando su imagen lograría superar su miedo y encontrar la felicidad. Personalmente, creo que esto es básicamente lo que pasa con las mujeres que se obsesionan por la imagen, cuentan con una autoestima baja o débil, y salen a buscar la solución al problema en el afuera, buscando un ideal al que parecerse, para compensar así la falta de seguridad en si mismas, y lejos de encontrar soluciones, tropiezan con una infinidad de complicaciones, porque las exigencias son cada vez mayores y nunca es suficiente lo que se logre, el mensaje es que siempre se puede estar mejor, o peor aún, que siempre hay algo para mejorar, la lista es interminable. A la pregunta que hacia antes, puedo afirmar que ninguna sabe verdaderamente el precio que está pagando por ser aceptada, por renunciar a la posibilidad de elegir su vida, por dejar que otros marquen las normas y las pautas, sencillamente dejan de ser, pierden lo que las identifica como personas individuales, renuncian al privilegio de ser únicas y diferentes, para convertirse en una más de una masa indiscriminada.
Por supuesto que todos los extremos son malos, hablamos de la obsesión por la imagen, la contrapartida es el descuido absoluto, que es tan negativo como la obsesión, de lo que se trata, fundamentalmente, es de encontrar un sano equilibrio entre la moda y la persona que soy, en el punto en que me sienta cómoda conmigo misma. Si bien es importante sentirse parte de un grupo, ser aceptada, también es cierto que no puedo lograrlo sin aceptarme a mi misma, sin tener claro lo que a mi me hace bien, que seguramente no es lo mismo que a otros le hace bien, aprender a compartir sin juzgar y sin juzgarme, asumiendo las diferencias que nos caracterizan como personas únicas e irremplazables. Entendiendo que si no existe una armonía interior, entre mis emociones y mi cuerpo, no podré sentirme en armonía con mí medio. Queriendo, y sobre todo queriendo a nuestro cuerpo, reconociéndolo, aceptándolo, asumiendo que es el cuerpo que nos va a acompañar en el largo camino de nuestras vidas, saber cuidarlo, mimarlo, dándole lo que necesita, ni demás ni de menos.
“He decidido dejar la dieta, estoy de mal humor todo el tiempo, agresiva, no logro concentrarme en nada, abandone a mis amigos, estoy sola y lo peor de todo, es que ya ni recuerdo como empezó todo”, comenzó diciendo Daniela, que en lo que ella encontró el final, para mi fue el principio, porque ahora sí podríamos explorar sus miedos, trabajar en el reconocimiento y la aceptación de la mujer que es, completa, por dentro y por fu

martes, 11 de mayo de 2010

Asuntos de Alcoba y sobrepeso, (Carta de un lector)

Desde hace un año más o menos, mi mujer y yo casi no hacemos el amor. Ella se ha engordado mucho y, de alguna manera, se siente poco deseable y sin ganas. Yo intento meterle pasión, pero es difícil. ¿Qué puedo hacer?

Supongo que sabrás que recetas mágicas no existen, pero hay una que casi llega a serlo, y se llama comunicación, todo lo que sucede dentro de una pareja necesita ser hablado, seguramente tu esposa no aumento de peso de un día para el otro, ni perdió las ganas de estar contigo de repente, estas suelen ser cosas progresivas, a las que comenzamos no dándoles importancia, dejando pasar el tiempo y hasta muchas veces acomodándonos. Cuando reaccionamos, no somos concientes del tiempo que pasó y parece imposible modificar la situación, por eso digo que la herramienta mágica de los vínculos humanos es la comunicación y sin reducirla solo a la palabra, la mirada, el tacto, la escucha también comunican. ¿Le has preguntado a tu mujer que siente?, ¿Qué le pasó con su cuerpo?, pero no desde un lugar de reproche, sino desde lo que a ti mismo te pasa con su cambio, seria interesante que pudieras hablar con ella, mirándola amorosamente, acariciándola, haciéndole saber todo lo que ella significa para ti, todo lo que ella te importa y también como te sientes con la situación que la pareja está viviendo ahora. Tal vez así puedas descubrir como se siente ella y que le sucedió en este tiempo de distanciamiento físico y emocional y también le darás a ella la oportunidad de saber que te pasa a ti y que sientes. Como verás, no se trata de una formula para resolverlo, aunque quizás si de una receta, ya que necesita de ingredientes, de tiempo y muchas ganas de que salga bien para compartirla con la otra persona, la única diferencia es que es una receta que se construye y se disfruta solo dentro del vínculo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Carta de un lector

¿ME CASO AUN NO ESTANDO ENAMORADA?
Tengo 33 años y mi problema es que no sé que hacer con un pretendiente que tengo. Él me conoce desde hace mucho, me quiere y me esta esperando para que me decida a casarme con él. Es muy buena persona, pero muy dentro mío, siento que no estoy enamorada, pero, al mismo tiempo, tengo miedo de perder un muy buen candidato. Me preocupa mi edad para tener hijos. ¿Qué puedo hacer? ¿Sigo esperando a conocer a alguien o me la juego por este hombre?
Claudia, Buenos Aires, Argentina.


Parece que no tienes del todo claro el para que quieres estar con una persona. Si hoy tu para que, es para tener un hijo, porque crees que la edad es un problema, posiblemente una vez logrado este objetivo sientas que tu matrimonio ya no tiene sentido, porque tu “para que”, ya esta cumplido. En realidad, la lista de “para que” que podemos hacer para estar con una persona puede ser extensa o corta, puede ser para no estar sola, para formar una familia, para tener un compañero de viaje, etc. Lo importante es que las ganas de crecer y estar juntos los motive a ir encontrando un nuevo “para que” cada vez que uno se les cumpla. Pero es cierto, que la base para elegirse y reelegirse es el amor, no el amor entendido como enamoramiento, ya que el enamoramiento, como sabemos, es un momento transitorio, intenso, pero no perdurable, y, lamentablemente, caducable. En cambio el amor, no tiene la intensidad del enamoramiento, pero si la profundidad que nos da la posibilidad de conocernos y de aceptarnos como realmente somos. Los ojos del enamorado solo ven lo que quieren ver, y lo que no le gusta, mágicamente desaparece, por eso es tan intenso, es el momento en el que vivimos y sentimos solo lo que queremos, y también por eso es caducable. El amor es saber del otro, es mirarlo día a día reconociéndolo, aceptándolo, es la mirada que ve lo que no me gusta y lo que me gusta, pero elige quedarse para encontrarse con el otro en las diferencias, aprendiendo de ellas, buscando la manera de hacerlas compatibles. Por todo lo que te he dicho, entenderás que la pareja se construye día a día, no es una cuestión del azar, podrás “jugártela” si quieres, pero en caso de elegirlo, debes saber que sostener la pareja dependerá de cuanta energía decidan poner ambos.

martes, 27 de abril de 2010

La amistad

La vida es un camino y a medida que vamos caminando, generamos encuentros. Con cada uno, vamos descubriendo a la persona que tenemos a nuestro lado, cuando hablamos de amistad, la iremos construyendo en cada encuentro compartido, aún sintiendo y viviendo cada momento de manera diferente, algo pasará en común, la alegría de estar con esa persona que elegimos como amigo va creciendo. La parte más importante de estos encuentros, es que, a la vez que construimos y afianzamos un vínculo, somos cada vez más libres y autónomos, porque la verdadera amistad es la que no pone condicionamientos ni limitaciones. Con el tiempo, inevitablemente nos van sucediendo cosas, tal vez impredecibles, que nos fuerzan a tomar decisiones y todos sabemos que decidir es ceder algo para ganar otra cosa. Los momentos de cambio son muchas veces difíciles, porque solemos pensar más en las personas de nuestro entorno que en nosotros mismos, queremos decidir sin “hacer daño” o molestar a quienes creemos que nos quieren y cometemos un gran error, primero, porque solo nosotros sabemos que nos hace bien y en todo caso tenemos la autoridad de equivocarnos y aprender del error y segundo, porque las personas que verdaderamente nos quieren, van a respetar nuestra decisión sintiéndose felices por nuestro crecimiento, aunque ésto signifique distanciarnos o modificar la manera de relacionarnos. Aprender a pensar en nosotros y en que queremos es la base para que los cambios sean positivos y aceptar también, que no todos nuestros amigos serán peregrinos del mismo camino. Debemos saber que los amigos son como la vida misma, tiene un ciclo vital, algunos, nos acompañan toda nuestra vida y otros, cumplen su ciclo en el mismo camino. Lo importante es saber quedarnos con todo lo bueno y positivo que esa amistad nos dejó, porque al elegirlo decidimos que nos acompañe y acompañarlo y lo vivido siempre va más allá del momento del final.

lunes, 19 de abril de 2010

Carta de un lector "Ser alguien en la vida"

Quisiera conocer tu opinión sobre la presión que existe actualmente por “ser alguien en la vida”. Yo trabajo de administrativo y, por ahora, estoy satisfecho con mi empleo. Sin embargo, la mayoría de mis amigos y mis familiares son profesionales de más nivel: abogados, empresarios, médicos… Ahora que hemos entrado en la treintena, todos parecen volcados en valorar que si se han comprado una casa, que si pasan las vacaciones en el extranjero, que mira qué coche llevo, que cuánta responsabilidad tengo en el trabajo… Es como si, de repente, las cosas más sencillas y auténticas que a todos nos interesaban cuanto teníamos veintitantos se hubiesen esfumado. Tengo la impresión de que me infravaloran porque yo me conformo con una vida más sencilla y eso me da rabia. Hasta he pensado en cambiar totalmente de círculo de amigos… ¿estaría justificada tal actitud por mi parte? ¿y qué tendría que hacer con mi familia entonces, porque ellos son iguales al resto?


De pequeños, cuando nos solían preguntar: ¿Qué quieres ser cuando seas grande?, nos dejábamos llevar por la imaginación y sobre todo por nuestro deseo, podíamos imaginarnos en los oficios más arriesgados o entretenidos, todo valía, desde ser malabarista hasta astronauta, y los mayores tomaban con gracia y agrado nuestros sueños, pero curiosamente, a medida que el tiempo fue pasando, nos alejamos cada vez más de ese motor tan importante que es nuestro deseo, y nos dejamos llevar por los valores que otros se encargaron de hacernos creer que son los correctos. Yo me inclino más a pensar que la mejor manera de ser alguien en la vida, es darnos la posibilidad de ser verdaderamente lo que queremos ser, eligiendo entre todas las opciones que tenemos, aquellas que nos identifica y nos hace reconocernos a nosotros mismos. Por lo que tu me cuentas en tu carta, el cambio de tus amigos fue tan radical, que ya no reconoces en ellos, ni en sus valores, a las personas que compartieron contigo gran parte de tu crecimiento, la pregunta aquí seria: ¿tu eres feliz con la vida que has elegido?, porque la sencillez o la opulencia no tienen que ver con la felicidad, si a ti tu trabajo te permite disfrutar de las cosas que para ti son importantes, si te da el tiempo suficiente para realizar las actividades que te interesan y si te da la seguridad y la tranquilidad que hoy tu deseas, ¿por qué cambiarlo?.
Por otro lado, que las inquietudes o los valores de tus amigas hayan cambiado no significa que no puedan seguir siendo tus amigos, porque eso seria como aceptar que existe una única escala de valores y un único grupo de pertenencia, condicionado por los logros materiales. Si asumes este lugar, te estarías negando a ti la posibilidad de sentirte orgulloso de ser quien eliges ser. Sentirte bien contigo mismo es lo más importante, y esto vale tanto para tu familia como para tus amigos, trata de no perder ese niño interior que decía que quería ser de grande, y déjate llevar por tu propio deseo.

Una frase:
Defiende tus principios aunque tengas que hacerlo solo.
Jackson Brown.

lunes, 12 de abril de 2010

Terminar una relación

Terminar una relación siempre resulta doloroso, más allá de quien tome la decisión, ambos pierden, porque no hay ganadores, y cada persona elabora esa pérdida como puede, pero siempre es un trabajo individual, porque precisamente lo que se perdió fue la pareja. No es posible asumir que algo se pierde o se termina si sigue estando presente, es casi una contradicción. La necesidad de seguir viéndose es una manera engañosa de seguir formando parte de sus vidas, l. Por otro lado, ser egoísta, implica tomar las decisiones que consideres más apropiadas para tu vida, significa poder elegir cual es el camino que quieres recorrer y con quién lo quieres recorrer, es asumir el riesgo de equivocarte pero a pesar de ello intentarlo, lo mejor que puede pasarte es que seas egoísta. Esto no significa ser insensible al sufrimiento de tu ex pareja, significa ser sensible a tus propios deseos, superar la ruptura es un trabajo individual, de cada miembro por separado, pudiendo refugiarse en los amigos, la familia o el entorno que elijan.
Para volver a empezar, es necesario terminar algo que existía y no era bueno para ambos.

lunes, 5 de abril de 2010

Carta de un lector

REUNIONES FAMILIARES DIFÍCILES
Mi problema es que mi marido y mi familia (mis padres y hermanos) no se llevan bien. Él no para de criticarlos y a mí eso me duele porque yo sí me llevo bien con mis padres, que además nos han ayudado mucho. Yo no sé qué posición adoptar cuando discuten en las reuniones familiares: si mantenerme al margen o hacer de mediadora. Ninguna de las dos cosas hace que me sienta bien. Ahora él sugiere que nos distanciemos de ellos para estar más tranquilos. ¿Qué puedo hacer?


Tal vez debas empezar por hablar con tu marido, para que ambos reconozcan el lugar que cada uno tiene en la pareja, y lo que a su vez significan los miembros de la familia de origen (padres, hermanos, etc.). Parte de la cultura en la que vivimos, nos ha hecho creer que al formar una familia, debemos, si o si, sumarla a la de nuestra pareja, para pasar a ser una “gran familia”. Al principio quizás funciona, porque todos están por la labor de conocer y aceptar al nuevo miembro, pero conforme pasa el tiempo, y cada uno se muestra tal cual es, comienzan las diferencias. Tenemos que aceptar la posibilidad de que existan familias en las que esto no sucede, y pasan a ser dos familias que en ocasiones, interactúan. Yo pienso que algo que seguramente no debes hacer, es negarte la posibilidad de disfrutar de tus padres y de tus hermanos, como tampoco de tu matrimonio, y por éste camino es que me gustaría ayudarte a encontrar una posible respuesta. Ante todo, no dejes que te utilicen como trofeo de las disputas familiares, generalmente eso solo sirve para liar las cosas, y no solucionarlas necesariamente. Ya que tu persona se convierte en “algo a obtener”, y no en alguien para compartir, que seguramente es lo que tú deseas. Te sugiero que trates de escuchar lo que sucede en las reuniones familiares, manteniéndote en un tercer lugar, formando un triángulo, sin sentirte parte involucrada. Déjales claro tanto a tu marido como a tu familia, que no tienes intención de renunciar a ninguno de ellos, cómo ellos tampoco tienen que renunciar a ti, habla con tus padres y hermanos, transmitiéndoles lo difícil que es para ti escuchar que hablen mal de tu marido, y pìdeles que respeten tu elección, sin tenerte que hacer elegir entre uno u otro. Ofréceles encontrar juntos una alternativa saludable a las reuniones, no es necesario ser tajantes en las determinaciones. Como por ejemplo, tratar de compartir los aspectos compatibles, y no buscar siempre el tema que genera conflictos. Así, todos saldrán ganado.

Frase: “El sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio”.

martes, 30 de marzo de 2010

Menopausia precoz

La menopausia suele ser una palabra que asusta bastante a las mujeres. Y esto se debe a que creen que a partir de ahora su vida deja de ser como fue y comienza una nueva etapa. Si bien esto es cierto y llega una nueva etapa por vivir, no quiere decir que dejen de sentir y de experimentar cosas nuevas todavía. Pero cuando la menopausia es precoz, es decir que aparece en mujeres que apenas alcanzan los 40 años les sucede una crisis mayor, ya que entonces parece que todas las perspectivas que tenían como proyección de futuro en su vida se les acaba. Existe una sensación de desidia que no pueden evitar sentir y sobre todo si han llegado a esta edad sin tener pareja o sin tener hijos, es como si el reloj biológico de pronto les dijera hasta aquí han llegado, y sienten la menopausia como una limitación, todo aquello que han en imaginado tener ahora no lo van a tener, parece que la sensación de deterioro de su cuerpo fuera aún mayor. No podemos negar que es cierto que la menopausia provoca cambios hormonales en la mujer y que hay de hecho órganos que van a dejar de funcionar y hormonas que van a dejar de segregarse y que esto implicará un cambio muy importante en la vida de la mujer, pero cuando aún no se han acercado a los cuarenta años todavía tienen una vida que vivir que no deben limitar al funcionamiento interno del cuerpo. Lo que sucede es que es tan limitante la palabra menopausia socialmente que las mujeres que padecen de menopausia precoz sienten que el ciclo de su vida productiva y activa ha concluido y lo que queda de ahora en adelante es un deterioro permanente. Como he dicho antes esto perjudica mucho más a las mujeres que no han logrado concretar una pareja o una familia que a quienes sí ya lo tienen porque el mayor perjuicio que sienten que les va a suceder es no poder tener hijos. Van cerrando el círculo cada vez más negativamente porque entonces suponen que una pareja no las va a querer si no tienen la posibilidad de darles un hijo. No se trata entonces de negar que la menopausia precoz puede ser una limitación en la vida de la mujer, sino de aceptar que es una realidad que tienen que vivir y como tal encontrar la manera de aprender a convivir con esta nueva realidad que no sólo traerá limitaciones y cambio físicos sino que también podrá darles la oportunidad de reconocer su cuerpo con las nuevas sensaciones que esto pueda traer y lo más importante es que aprendan a cuidarse sabiendo qué cosas son buenas y qué cosas no lo son. Aceptar la realidad no significa resignarse a lo que está sucediendo si no todo lo contrario a prender a vivir lo que tengo que vivir a partir de ahora sabiendo cómo cuidarme, desde la alimentación hasta el tipo de ejercicio físico que deba realizar para mantener tanto mi interior como mi exterior en condiciones para disfrutar todo lo que tenga que disfrutar por delante.

lunes, 22 de marzo de 2010

Carta de un lector

TIENE EDAD EL AMOR?
Hace unos meses he conocido a un chico mucho más joven que yo del que me he enamorado. Yo tengo 38 años y él tiene 23. Yo siempre he creído que no hay que seguir a ciegas los dictámenes de la sociedad, que hay que mantener los valores propios y demás, pero me doy cuenta que tengo miedo del qué dirán, me da vergüenza de que me vean en público con él. Incluso me planteo dejarlo sólo por eso, pero temo cometer un error.

Parece que te encontraras frente a un problema de prioridades, que no tiene que ver con tu vida, ya que no estás dudando del amor que sientes por tu pareja, o de lo que él siente por ti, que en todo caso justificaría más que estuvieras pensando en dejarlo, sino con lo “que se espera de ti”. Cada persona tiene una escala de valores propia, que va construyendo a lo largo de su vida, lo que no significa que sea estática e inamovible. Cuando la persona se encuentra abierta a la posibilidad de cambios y posee cierta facilidad para adaptarse a situaciones nuevas, sabiendo tomar las experiencias como forma de aprendizaje y crecimiento, también se permite revisar su escala de valores haciéndola más flexible y acorde con lo que está viviendo. Tú me dices que crees que no hay que seguir a “ciegas” los dictámenes de la sociedad, lo que interpreto por: si, hay que seguirlos, pero sabiendo que sigues. Y probablemente ese sea hoy parte de tu conflicto. Que das por hecho que salir con una persona más joven que tú está mal visto por la sociedad, aunque no sepas por qué está mal. Y aquí entra lo que yo considero prioridades, y por ello me gustaría preguntarte: ¿qué es más importante para ti, lo que sientes por y con tu pareja, o lo que la gente pueda maliciosamente comentar? Cuando encuentres la respuesta, tendrás frente a ti la posibilidad de elegir a conciencia que consideras que es lo mejor y a que estás dispuesta a renunciar y por qué. Probablemente no te hayas puesto a pensar que si la mirada y el juicio de los demás es tan determinante para ti, pueda ser porque no estás lo suficientemente segura de ti misma y de tus valores y necesites de la aprobación de la sociedad para sentirte aceptada, aunque esto represente renunciar a la posibilidad de ser feliz. Si esto es así, terminar con tu relación no es la solución, ya que de una manera u otra, por el solo echo de vivir en una sociedad, siempre existirán situaciones en las que te sientas juzgada y te obliguen a optar sin tener en cuenta tu propio deseo. Te propongo que intentes ver más allá de ésta relación para descubrirte verdaderamente.

El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
Antonio Gala

lunes, 15 de marzo de 2010

Problemas de atención en niños

Muchas veces nos encontramos con que a nuestros hijos les cuesta concentrarse a la hora de estudiar o hacer la tarea, pero nos sorprende que frente al ordenador o los videojuegos no muestren dificultad, por lo que solemos minimizar el problema, y es que la concentración va acompañada de la atención, que es un acto voluntario y dirigido a las cosas que despiertan nuestro interés, por eso juegos si, y tarea no. Sin embargo la dificultad existe y es real. Debemos aprender a aceptar y a relacionarnos con el problema de nuestro hijo para poder ayudarlo. Conocerlo, sin esperar que responda a una determinada expectativa, o no compararlo con otros niños es el comienzo. Saber respetar sus tiempos, entender que no puede sentarse a estudiar de corrido, que necesita espacios cortos, con intervalos, cuanta más presión tenga, menos podrá responder. Debemos explicarle que como no puede manejar su tiempo,” porque se le escapa”, nosotros lo haremos por él hasta que aprenda a hacerlo. Existen algunas técnicas de estudio para fortalecer su atención, y por consecuencia su concentración, aprender a leer es fundamental en esta etapa; la mejor manera consiste en acceder a una primera lectura de tipo informativa, luego una segunda, más analítica para saber de que manera el autor intenta explicar el tema, identificar las ideas primarias y secundarias para hacer un diagrama que organice las ideas y las jerarquice. Finalmente podremos decirlo con nuestras propias palabras. La concentración mejora con ejercicios de emisión y recepción, si recibimos un estímulo mientras intentamos crear un tema, el recuerdo del estimulo ayuda a recordar lo aprendido. Valorarle sus logros, por pequeños que parezcan. No permitirle que se llame tonto ni de ninguna otra manera. Debemos estimularle en alguna actividad que no sea intelectual, para mostrarle que lo único no es la tarea o el cole y que hay cosas que puede hacer bien y además divertirse, que de eso se trata, de divertirse, no solo de exigirse. Y por supuesto saber que existen especialistas que pueden ayudarnos y ayudar a nuestros hijos.

jueves, 4 de marzo de 2010

Culpa por trabajar siendo mamá

Para estar dentro del sistema las mujeres nos sentimos casi obligadas a cumplir con todo lo que se espera de nosotras, el gran avance feminista, hizo que llegara a confundirse la igualdad de género en derechos y obligaciones, con la igualdad competitiva, llegando a negar nuestras diferencias para convertirnos en iguales a toda costa. Pero lo cierto es que somos diferentes y complementarios, que es tan necesario en la sociedad el rol femenino como el masculino, porque ambos hacen aportaciones importantes en la construcción de la sociedad. El caso, es que en el afán de ser “iguales”, las mujeres han ido adquiriendo cada vez más responsabilidades y obligaciones, la atención del hogar y la crianza de los niños sigue estando casi al ciento por ciento a cargo de las madres, y si no pueden ellas mismas, son las que se ocupan de encontrar a la persona adecuada para suplir lo que no llega a realizar. Es tan importante tener todo organizado y previsto, que los hijos pasan a ser una tarea que resolver y organizar, si van al colegio, tienen la ropa limpia y la comida sana y equilibrada, la tarea queda resuelta. El problema es que los niños demandan otra cosa, demandan atención, hora de juego, caricias y lamentablemente, cuando llegan a casa, esas “súper mujeres” se sienten tan cansadas, que no tienen paciencia para escuchar los problemas o quejas de los niños. Hacen un esfuerzo por seguir cumpliendo con el rol casi perfecto, pero los niños lo notan, entonces comienzan a pedir cosas que saben que normalmente no les permiten, pero que en un exceso de cansancio, los padres en general, les van a permitir. La televisión se convierte en el segundo canguro, ya que el primero es el colegio, con guardería incluida, o la figura real del canguro que se marcha cuando llegan los padres. Los hijos se convierten en los reyes de la casa, pero desde un lugar arbitrario y déspota, se mira el programa que ellos quieren, se come lo que ellos quieren, cuando ellos quieren y dónde ellos quieren, porque antes de soportar una pataleta más, mejor es ceder, total, “no estamos nunca con ellos” . Es el sentimiento de culpabilidad quien decide, no los padres, y los niños saben como manejar perfectamente esta situación, les basta una vez de haberlo vivido para saber como funciona, “si mamá se va a trabajar estando yo malito y con fiebre, cuando vuelve me trae un regalo sorpresa”, la próxima directamente le pido lo que quiero y después le exijo ya sin razón, solo porque se va a trabajar y sé que eso le genera culpa. Para este momento las cosas en casa se han descarrilado tanto que la sensación es que la educación de los hijos se les fue de la mano y recurren a un terapeuta, pidiendo ayuda, aunque no están dispuestos a escuchar que son en gran parte responsables de la situación, por esas pequeñas concesiones que fueron haciendo sin darse cuenta del alcance que tenían. Cuando una mamá elige trabajar fuera de casa, tiene que tener en claro porqué lo hace, estar segura de que es una elección o una decisión tomada a conciencia, y saber que en toda elección, siempre hay algo que se pierde y algo que se gana, en este caso pierde parte del tiempo que podría compartir con sus hijos, y lo que gana, ya depende del porque trabaja. Si está dispuesta a asumir esta pérdida, no habrá sentimiento de culpabilidad y podrá poner límites a sus hijos, porque no es solo la presencia física la que educa, los valores se transmiten de muchas maneras y los niños son capaces de recibirlos. Creo que las mujeres necesitamos parar un poco y plantearnos que queremos de verdad y a que estamos dispuestas a renunciar y porqué. Necesitamos construir nuestra propia escala de valores, no adoptar la que nos marcan, si recuperamos la libertad de elegir y disfrutar, sin condicionamientos, seguramente nos sentiremos menos culpables y más felices.

lunes, 1 de marzo de 2010

Carta de un lector

RECUPERAR EL LEGADO DE MI PADRE. Hace ya cinco años que murió mi padre y noto que nuestra familia se está descomponiendo. Con él, permanecimos unidos durante 40 años y éramos más felices. Ahora, mis hermanos se quejan de todo y, sobretodo, de la ausencia de mi padre, como si no hayan aceptado su muerte. Mi pregunta es: ¿puede el destino borrar una historia, cómo podríamos recuperar y mantener la unidad que construyó mi padre?

Para empezar seria importante que supieras que nunca es el destino quien se ocupa ni de construir ni de sostener la historia de nadie en particular ni de ninguna familia o grupo en general. Lo que sucede, es que es más fácil adoptar el mandato paterno, comenzando por seguir las normas que al principio son las que nos enseñan y continuando luego aceptándolas como propias, que decidirnos a elegir o simplemente cuestionar que es lo que queremos hacer, cuando es otro el que decide por mi, solo me toca aceptar sus normas, sin cuestionamientos, a cambio de perder mi posibilidad de elegir, pero también de responsabilizarme por como salgan las cosas. Probablemente en tu familia, fue tu padre quién comenzó disfrutando de la unión familiar y les inculcó a ustedes el mismo placer, solo que, como dije antes, al no ser algo elegido, solo puede sostenerse por la misma persona que lo inició. Por otra parte, en todas las familias, siempre hay roles determinados, que son asumidos y adjudicados, es decir, que nos los dan y que los aceptamos, y esa forma de funcionamiento queda tan instalada en la dinámica familiar, que cuando un familiar falta, independientemente de la causa por la que sea, los roles, que son como engranajes de un reloj, comienzan a disfuncionar también, y es necesario una nueva asunción y adjudicación, para que la familia vuelva a ponerse en marcha, aceptando los cambios y eligiendo el camino a seguir en adelante. Lo que no puede suceder, es que la familia se quede en el lamento de lo que han perdido, provocándose una herida interna y un enfado que los estanca en el reproche y la inmovilidad. Creo que la única manera de recuperar y mantener la unidad familiar de la que hablas, es solo construyéndola ustedes, eligiendo como quieren hacerlo y no porque “deban” hacerlo, permitiéndose opinar entre todos como les gustaría que fuera el encuentro familiar, puede ser que coincida la manera o la forma que les enseño tu padre, o también puede ser que quieran algo diferente, ya que, evidentemente, en 40 años las cosas cambian mucho, y los tiempos de cada uno también. Y, sobre todo, saliendo de la queja eterna y aceptando que la muerte es parte de la vida, y el reciclaje es la opción que tenemos para historizar nuestra vida y poder transmitirla y disfrutarla. La felicidad no se hereda, depende de nosotros alcanzarla.


Frase:

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
François Mauriac (1905-1970) Escritor francés.

lunes, 22 de febrero de 2010

Fibromialgía.

Durante décadas, las mujeres asumimos el rol de “cuidadoras” del hogar, de la familia, de los hijos. En este tiempo de crecimiento y de independencia femenina, intentando buscar la igualdad con el género masculino, nos hemos ido olvidando de nosotras, para ocuparnos de hacer rendir el tiempo cada vez más, ya no basta con tener la casa en orden, hay que salir fuera a trabajar y rendir el doble que un hombre para obtener reconocimiento, que se supone nos hará sentir realizadas, hay que educar a nuestros hijos adecuadamente, estar pendientes de la alimentación, tiene que ser variada, incluir frutas, verduras y pescado, alimentos que por supuesto no les gustan, y “debemos” hacer malabares para lograr disfrazarlos y que los coman.Todo esto no lleva a invertir muchísima energía y alcanzar un nivel de agotamiento, muchas veces extremo. El problema surge realmente, cuando ese agotamiento no es solo por el exceso de trabajo, sino porque una enfermedad llamada fibromialgia, diagnosticada desde hace muy poco tiempo, nos hace parar el ritmo y replantearnos las tareas cotidianas. Frente a casi cualquier tipo de enfermedad, las mujeres tenemos el coraje de asumirla y hacerle frente, pero con ésta pasa algo muy particular, como no es solo de orden físico, sino también emocional, existe un nivel altísimo de negación, aparece la necesidad de confirmar más de una vez el diagnóstico, de acudir al traumatólogo, al reumatólogo, al neurólogo con la expectativa de que sea “otra cosa”. Resulta intolerable padecer algo que supuestamente nos limita y que encima, no se puede “ver”, hay mucho dolor y sufrimiento que solo quien lo pasa sabe lo que significa, pero la sociedad no está preparada para este tipo de enfermedades, y generalmente son tratadas como pacientes “histéricas”, que no tienen nada pero “les gusta” quejarse. Por supuesto que esto complica más la aceptación de quienes la padecen, porque se sienten juzgadas todo el tiempo por su entorno. Necesitan aprender a delegar, a decir no puedo, a optimizar la energías y el rendimiento físico, pero, sobre todo, necesitan aprender a dedicarse tiempo y pensar en ellas, y no en lo que se espera de ellas. Es necesario asumir que SI es una enfermedad, y que también es cierto que la influencia emocional es importante a la hora de sufrir una crisis, lo que para nada significa que sea una enfermedad solo emocional, por eso es tan importante aprender a darse tiempo, a conocerse y bajar ese ritmo descontrolado en el que han entrado. Poder hablar con la pareja, con los hijo, con la familia, es fundamental, ya que generalmente, están esperando que el otro “adivine” en que momento necesitan ayuda o ya no pueden continuar, y, al no decirlo, terminan enfadadas por sentirse incomprendidas o no valoradas, pero lo cierto es que nadie puede adivinarnos, y necesitan que les digamos que necesitamos y como pueden ayudarnos. Asumir esta enfermedad implica romper con muchos de los cánones establecidos, y darnos la oportunidad de descubrir como podemos hacer todo lo que queremos y no como “debemos” hacerlo, hay dos caminos para optar, o sentirse limitada y por lo tanto frustrada y fracasada, o entender el limite como el punto de partida para aprender como lograr lo que deseo, sabiendo que seguramente no será de la manera convencional.

sábado, 20 de febrero de 2010

Cartas de un lector

FANTASÍAS SEXUALES
Desde hace un tiempo, cuando hago el amor con mi marido, imagino que son Otros hombres quien está conmigo. Esa fantasía me estimula y gozo más, Pero me siento un poco mal porque es una especie de infidelidad mental, ¿No? ¿Es normal hacer eso?.
Las fantasías pertenecen a la parte más creativa de nuestros pensamientos, y la mejor característica que tienen son precisamente la de ser fantasías, no realidades, tu puedes imaginar estar con otros hombres cuando haces el amor con tu marido, pero con quien realmente estás es con él, de manera que no acuerdo contigo en el concepto de “infidelidad mental”, por lo contrario, estas buscando la forma de seguir disfrutando y de seguir deseando el encuentro con tu marido, y más allá de ser normal o no, estoy segura de que es sano para la pareja y sobre todo para ti. Es importante tener en claro el papel y el lugar que ocupan las fantasías en nuestra vida, ya que son un motor que impulsan gran parte de nuestro deseo. No te prives de fantasear por presuponer que no es normal. Permítete pensar si alguna de esas fantasías puedes compartirlas con tu marido, quizás te sorprenda saber que él también las tiene, abriendo un espacio diferente dentro de la sexualidad de la pareja, descubriendo nuevos lugares, explorando todo tipo de sensaciones, expresando los sentimientos de muchas maneras y sobre todo, divirtiéndose juntos.

martes, 16 de febrero de 2010

El valor de ser solidario

Desde pequeños nos enseñan la importancia de la solidaridad, del Ser solidario, nos dicen que debemos compartir y ponernos en el lugar del otro, para entenderlo, para no hacer aquello que no me gustaría que me hagan a mi. Crecemos creyendo que ser solidario es casi una obligación para ser una buena persona, sin permitirnos conectar con todas las verdaderas emociones que surgen cuando ayudo a mi prójimo. Necesitamos descubrir la satisfacción que genera el echo de dar y no solo de recibir, para ello abrir los canales de comunicación nos ayudaría muchísimo, mirar y no solo ver, escuchar y no solo oír a la personas que tenemos a nuestro lado, abriendo un espacio de diálogo en el que nos permita dejar de ser los protagonistas y otorgarle al otro ese lugar. Un espacio desde dónde modificar el competir por compartir. Solo éste canal de comunicación logra la empatía, sin la cual es imposible acercarme a mi par y disfrutar ayudándolo, este sentimiento nos permite descubrir que no estamos solos, que alguien es importante para mi y que yo soy importante para otro. Si logramos esto, el deseo de ayudar, de acompañar, surge espontáneamente, ya no como una obligación adquirida, sino como una necesidad, una inquietud que nos engrandece, pensamos en el otro y en que hacer por él, sentimos que seguramente hay algo nuestro que podemos dar para aliviar su malestar, ofrecer nuestra ayuda, nuestra compañía, nos llena de generosidad y de satisfacción, la sensación de sentir que podemos dar, logra que multipliquemos nuestras posibilidades, no nos quita nada, por el contrario, nos suma.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cartas de un lector

SIEMPRE ELIJO AL HOMBRE EQUIVOCADO

Soy Argentina de 33 años y mi consulta es la siguiente: jamás en mi vida he tenido una relación sentimental estable. Me he enganchado con personas que no querían nada conmigo, o que eran claramente las equivocadas: frías, inaccesibles, egoístas, desconsideradas, seductoras. Estoy empezando a creer que soy una lisiada emocional para lograr una relación sana. Quizás es que tengo muy baja autoestima y por eso no sé elegir.

La verdad es que el término “lisiada emocional” no me gusta nada, ni como término, ni como sentimiento, de modo que lo primero que voy a pedirte es que lo apartes de tu vocabulario y de tu interior, sobre todo. Me gustaría saber si en verdad eliges al hombre equivocado, o, basada en el supuesto de tu baja autoestima, dejas que ellos te elijan a ti, con lo cual ya no importan tus expectativas, sino la de la persona que se acerca a ti. En éste caso, lo que tu llamas seducción por parte de ellos, no seria más que aceptación de tu parte, solo por creer “que ese increíble hombre se ha fijado en mí”. Y probablemente, entres en un juego de engaño a ti misma, porque te involucras en una relación que tú no has elegido, y donde, evidentemente, no son tus reglas las que cuentan. Es él quien decidió cómo, cuándo y dónde, y quizás también, hasta cuándo. Por supuesto que es muy importante que sepas valorarte a ti misma, tener tu autoestima alta, como tú misma lo dices, porque el valor que tú tengas de ti misma, es el valor que las personas tendrán de ti, no puedes pretender que otro te respete, si tu no te respetas, de la misma manera, no le puedes pedir a una pareja que te quiera, que sea sensible o tierno contigo, si no lo haces contigo misma primero. Te propongo entonces que comiences por reconocerte a ti, que te quieras y que sientas que puedes elegir a la persona que deseas a tu lado, sintiendo que juntos pueden crecer, compartiendo un proyecto común, viviendo la alegría de elegirse mutuamente.

lunes, 8 de febrero de 2010

Carta de un lector

¿CÓMO HACER AMIGOS?

Soy un joven de 23 años y me pregunto si existe una manera de aprender a hacer amigos. Yo soy tímido y veo que la gente tiene más habilidad para relacionarse, tener una vida social intensa que a mí también me gustaría tener.


La verdad es que no existen fórmulas mágicas para nada en la vida, ni siquiera para aprender. Lo importante es que sepas quien eres y como eres, porque si vas a salir a enfrentar al mundo con la consigna de "soy tímido", estás mostrando solo una parte de ti mismo que se convierte en todo tu, cuando, repito, solo es una parte de ti. Aprender a conocerte es el principio para aprender a relacionarte, estar más pendiente de lo que tu quieres y no de lo que la gente espera de ti o de lo que se debe hacer en general, te ayudara a sentirte más seguro. Casi siempre nos preocupa más lo que esperan de nosotros, cumplir con lo socialmente correcto, hacer lo que se debe, que detenernos a pensar que queremos nosotros mismos, de preguntarnos que nos gusta y que no, de darnos tiempo para saber que nos hace bien y que no. Parece por tu comentario que estás idealizando a las personas que tienen una vida social intensa, como si tuvieran algo que tu no tienes, y te aseguro que no es así, todas las personas estamos dotadas por aquello que necesitamos para movernos e integrarnos en la vida, solo que a veces, no sabemos como encontrar dentro nuestro esas herramientas que tenemos para ser como quisiéramos ser y solemos ver a los otros como seres completos que han encontrado el "gran secreto", déjame decirte que no hay tal secreto, seguramente existen muchas cosas en ti que aún no descubres, porque te quedas con la etiqueta de "tímido", de yo no puedo. Piensa que las personas, como ya han recibido tu mensaje inconsciente de que eres tímido y no te relacionas, probablemente no cuenten contigo en el momento de programar una salida, de modo que te toca a ti incorporarte, dejando de mirar desde la acera de enfrente y uniéndote al grupo, demostrando que formas parte de ellos, para que ellos te incluyan, tienes que sentirte incluido tu, sentir que perteneces. En definitiva, todo se reduce a una cuestión de actitud, de confianza en ti mismo, de sentir que siempre tienes la opción de elegir donde y con quién quieres estar. No en quedarte paralizado viendo la vida como si fuera una película en la que tu no eres el protagonista, porque una cosa si puedo garantizarte, el protagonista de tu vida eres tu.

"Nadie puede construirse el puente sobre el cual hayas de pasar el río de la vida; nadie, a no ser tú."
Autor: Federico Nietzsche